jueves, 31 de enero de 2008

La riqueza del castellano

Dicen que siempre es bueno ampliar vocabulario, aquí tienen algunas palabras para ir mejorándolo, pero ya saben... las posibilidades que nos ofrece nuestro idioma son ilimitadas, suerte (absténgase aquel que no tenga un dominio extremo de la lengua española):

.-INSETABLE: Mesa norteamericana de Inés.

.-ONDEANDO: Onde estoy.

.-CAMARÓN: Aparato enorme que saca fotos.

.-DECIMAL: Pronunciar equivocadamente.

.-BECERRO: Que ve u observa una loma o colina.

.-BERMUDAS: Observar a las que no hablan.

.-TELEPATÍA: Aparato de televisión para la hermana de mi mamá.

.-TELÓN: Tela de cincuenta metros... o más.

.-ANÓMALO: Hemorroides.

.-BERRO: Bastor alebán.

.-BARBARISMO: Colección exagerada de muñecas barbie.

.-POLINESIA: Mujer policía que no se entera de nada.

.-CHINCHILLA: Auchenchia de un lugar para chentarche.

.-DIADEMAS: Veintinueve de febrero.

.-DILEMAS: Háblale más.

.-MANIFIESTA: Juerga de cacahuetes.

.-MEOLLO: Me escucho.

.-ATIBORRARTE: Desaparecerte.

.-CACAREO: Excremento del preso.

.- CACHIVACHE: Pequeño hoyo en el pavimento que está apunto de convertirse en "vache".

.-ELECCIÓN: Lo que le pasa al oriental al ver una película porno.

.-ENDOSCOPIO: Me preparo para todos los examenes excepto para dos.

.-NITRATO: Ni lo intento.

.-NUEVAMENTE: Cerebro sin usar.

.-TALENTO: No ta rápido.

.-ESGUINCE: Uno más gatorce.

.-ESMALTE: Ni lune ni miélcole.

.-SORPRENDIDA: Monja en llamas.

.-ENVERGADURA: Lugar de la anatomía humana masculina dónde se colocan los preservativos.

Si conoces alguna descripción más no dudes en enviárnoslas, estamos dispuestos a seguir ampliando vocabulario y recuerda que Nietzsche dijo: "Cada palabra es un prejuicio".

miércoles, 30 de enero de 2008

El mantenimiento físico de las personas mayores

Todos sabemos, o deberíamos saber, que la actividad física realizada habitualmente es un de los factores que intervienen en el cuidado personal. Nuestros mayores también pueden beneficiarse sea cual sea la edad a la que comiencen a realizar ejercicio. En este libro se presenta un plan de actividades físicas para el mantenimiento de los mayores con diferentes programas: Condición física, Expresión Corporal y Actividades Acuáticas; buscando como finalidad ofrecer un testimonio sencillo de los posibles planteamientos de trabajo con sus modelos de sesiones, así como analizar la problemática que surge desde las primeras experiencias de trabajo con estos grupos de edades.
Yo personalmente buscaba nuevas ideas para programar sesiones dirigidas al ya mencionado sector de la población, la Tercera Edad. La verdad es que me he encontrado con un libro muy útil, que ofrece y explica de forma clara y sencilla todos los ejercicios incluyendo, algo que personalmente me ha parecido genial, los objetivos que persigo al realizarlos. Como contrapunto sólo debo decir que en ocasiones se describen ejercicios o sesiones que sólo podrían ser realizadas en un entorno ideal, muy alejado de la realidad con la que nos encontramos (al menos este es mi caso). Me refiero por supuesto a contar con todo tipo de material para el desarrollo de la sesión y de una sala perfectamente adecuada para el desarrollo de la misma, eso por desgracia, es una utopía en la gran mayoría de los casos.


Las autoras María Luisa del Riego y Beatriz González, ambas licenciadas en Educación Física, tratan con esta obra de atender las necesidades, preocupaciones y problemas de los que envejecen, para que no sean abandonados a su suerte por una sociedad poco solidaria y formen parte activa de ésta participando y disfrutando de unas condiciones de vida dignas.
Sin querer aburrir a nadie, permitan que aproveche esta ocasión para destacar que con la actividad física conseguiremos en nuestros mayores:


  • Retardar el catabolismo celular de los órganos del cuerpo impidiendo que se atrofien y favoreciendo su regeneración.

  • En el sistema respiratorio se aprecia un aumento de la ventilación pulmonar y un mayor aprovechamiento del oxígeno por todo el organismo.

  • En el sistema cardiovascular se produce una mayor adaptación al esfuerzo, por lo que los sujetos mayores se cansan menos ante los mismos esfuerzos.

  • Desde el punto de vista fisicomotriz la recuperación de la flexibilidad y de la fuerza muscular regeneran y mejoran el funcionamiento del aparato locomotor, conservando por más años la autonomía de nuestros mayores.

  • En cuanto al aspecto social, las sesiones de actividad física en grupo proporcionan a los mayores, con mucho tiempo libre, un punto de encuentro estable para ampliar su círculo de relaciones.

  • Psicológicamente, en cuanto a lo afectivo, la actividad física es un buen medio para descargar tensiones de la vida diaria, mejorando la autoestima, el reconocimiento y aceptación de sí mismos.
Tan sólo y para finalizar, puntualizar que no toda actividad física vale para las personas de edad, es importante conocer en que condiciones está cada persona y sobre todo que actividades y ejercicios tiene contraindicaciones para no caer en riesgos innecesarios. Si con estas afirmaciones consigo que una sola persona de las denominadas "de edad" haga ejercicio físico, habrá valido la pena. Y ya saben lo que dice el lema:"Si no tienes tiempo para hacer deporte, pronto comprenderás que tienes tiempo para estar enfermo".
Foto 1: Portada del libro que se describe.
Foto2: Grupo Las Delicias, incluído en el programa del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres "Despertar desde la madurez", cuyo objetivo es el mantenimiento físico de las personas mayores.
Foto3: Gurpo Ludoteca Nuevo Cáceres, incluído en el programa del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres "Despertar desde la madurez".




sábado, 26 de enero de 2008

La Tierra Herida


¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? Inquietante la pregunta que Miguel Delibes padre formula a Miguel Delibes hijo, y que da pie a comenzar un diálogo entre ellos para intentar dilucidar cómo se encuentra realmente el estado actual de nuestro planeta, qué hay de verdad en el calentamiento global, qué es la desertización, cómo nos afecta el adelgazamiento de la capa de ozono,…

Miguel Delibes de Castro, como biólogo y experto en la materia, va dibujando a su padre, preocupado por todo lo relativo al medioambiente, un panorama realista y exento de dramatismo. Hay lo que hay, o mejor aún, lo que nos hemos buscado y, peor, lo que nos seguimos buscando día a día. Consumimos, derrochamos, contaminamos y todo parece darnos igual.

Ya han pasado las Navidades,pero mientras las administraciones públicas nos animan a no derrochar agua, no derrochar energía, cambiar nuestras bombillas por las de bajo consumo, etc, nuestros pueblos y ciudades se han poblado de luces de colores para animarnos a consumir más, a comprar más. Los grandes almacenes cuelgan enormes papas noeles de colores, y más luces; enormes árboles de Navidad, y más luces; grandes estrellas de la Anunciación, y más luces.

Y todos nuestros regalos se envuelven en papeles multicolores, que provienen seguramente de la tala incontrolada de árboles de no sé que país subdesarrollado, pero nos da igual. Mi conciencia está tranquila, yo reciclo (sin importarnos las tres r (reducir, reutilizar y, como última opción, reciclar). Y ahora época de rebajas y más de lo mismo.

Reflexionemos por un momento, ¿estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos de vida?¿estamos dispuestos a prescindir de ciertas comodidades? Sinceramente, dando un paseo por cualquier centro comercial podemos asegurar que la respuesta es NO. Yo estoy convencido de que el planeta va a cambiar drásticamente. Otra cuestión es como nos afecte, pero nuestros hábitos cambiarán por las buenas o por las malas.


Una cosa más, lean este libro, pero si lo consiguen prestado, mejor, y si no, que al menos esté impreso en papel reciclado.

Las dos primeras imágenes corresponden al verano de 2004 en el Pirineo Aragonés. La tercera es la central térmica de Andorra, cuya chimenea se puede divisar desde muchos kilómetros a la redonda.

sábado, 19 de enero de 2008

La antigüedad de los libros


Javier Marías publicó en El País Semanal de hace unos días su artículo habitual al final del mismo. He de confesar que es lo primero que leo del Semanal, por el interés que despierta en mí y por el hecho, creo que no tan raro, de comenzar a leer periódicos y revistas por el final.

Pero esta semana me llamó la atención poderosamente al hablar de la caducidad de los libros. Se planteaba como su último libro, publicado sólo hace unos meses, ya se encuentra en las estanterías traseras de las librerías, dejando paso a las nuevas publicaciones de hace sólo unas semanas. Yo nunca había pensado que los libros caducan o se hacen viejos. Esto es lo mismo que decir que pierden interés. Bueno, no todos, claro.

No ha caducado ni perdido interés el Quijote, no ha caducado Macbeth, no ha caducado Romeo y Julieta, ni El Lazarillo de Tormes, ni La Celestina, ni siquiera los episodios nacionales,… ¿Por qué no han caducado estos libros? ¿Por qué se siguen leyendo año tras año y siglo tras siglo? ¿Por qué se hacen adaptaciones, traducciones, ediciones de lujo, ediciones comentadas, etc.?

La primera respuesta que se me ocurre es la calidad propia de los textos, que los hace diferentes de los demás. Pero hablar de calidad de un libro es un tema peliagudo. Yo no sería capaz de clasificar a un libro por su calidad, entre otras cosas por mi incapacidad manifiesta para clasificar nada, aunque sí puedo decir si me ha gustado más o menos un libro que otro, y sobre todo, si me ha hecho feliz el leerlo.

Puede que la calidad de un libro sea precisamente eso, la capacidad de un libro para hacer felices a las personas. Y su perduración a lo largo del tiempo puede que sea debido a su enorme capacidad colectiva de provocar felicidad inmensa.

Aunque desde luego, a los alumnos de secundaria que pueblan nuestros institutos no les hace demasiado feliz leer el Quijote, el Lazarillo o el Cantar de Mío Cid. Es más, estoy convencido que les amargan varias horas de lectura fatigosa y otra hora más de examen o comentario de texto.

En fin, seguiré pensando donde reside la caducidad de un libro, y si alguien me puede ayudar, pues mil gracias.

lunes, 14 de enero de 2008

Inquisiciones Peruanas

Ya no sé si achacarlo al destino, a la casualidad o al enigmático mundo de seres más ajenos a este mundo que incluídos en él que pueblan los libros de Fernando Iwasaki. Pero una vez más un libro suyo apareció ante mi sin poderme resistir a la tentación infame de cogerlo y leerlo. En este caso fue en la biblioteca, sobre una estantería por la que yo no debía haber pasado, y, sin embargo, pasé. Estaba expuesto, quiero pensar, que para mí.

Ya había aparecido Fernando Iwasaki en las páginas de opinaRed (Ajuar Funerario), y vuelve con un libro fresco, de antiguo. Con su inconfundible estilo de español arcaico, añejo, que domina con maestría, nos cuenta una serie de procesos llevados a cabo por la Inquisición en la ciudad de Lima contra religiosos, beatos, santas fingidas, frailes. Y por supuesto no falta el contrapunto final humorístico, donde al horror vivido por los procesados, Iwasaki le saca una nota de optimismo y sabiduría. En ellos se mezcla el goce carnal con el goce celestial, aunque el final no suele ser feliz. Ya se sabe, mezclar goces nunca trajo nada bueno, y menos aún si eres monje, fraile o cura.

Los 17 procesos que enumera el autor son reales, y quedan perfectamente enclavados históricamente, pues Iwasaki revela la fuente de donde han sido tomados (casi todos ellos en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, que para mí se ha revelado como una fuente de historias inacabable). Esto le da el toque de credibilidad perfecto a unos relatos que ya de por sí merecen la pena, por curiosos, simpáticos y amenos.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

El peligro de los imbéciles

Llevo desde el domingo levantándome por la mañana con otro ánimo. Y no sólo porque sea Navidad. Es que lo primero que hago al levantarme es coger el XLsemanal y leer el artículo de Arturo Pérez-Reverte. En cada lectura descubro un matiz nuevo, un detalle que me pasó desapercibido en una lectura anterior, un motivo de disfrute que antes no tuve. Sencillamente es genial. Su título ya promete Permitidme tutearos, imbéciles, pero su contenido va mucho más allá. Lo recomiendo encarecidamente.

Siempre he sido seguidor de Pérez-Reverte, he leído casi todo lo que ha publicado (queda constancia de ello en este mismo blog: La batalla de Trafalgar), me apasiona su estilo descarado, directo, políticamente incorrecto y siempre certero y preciso (y, por supuesto, excelentemente documentado). Me faltan por leer sus dos últimas obras, pero desde aquí te digo: Arturo, las compraré, las leeré y las comentaré en opinaRed. Sin duda eres el más, el mejor.

domingo, 16 de diciembre de 2007

¿Eres valiente...?

José María Romera; (Artículo publicado en la prensa extremeña; Diario Hoy)
"Desde lo más remoto de los tiempos, la cualidad de la valentía ha hecho correr ríos de tinta a filósofos y escritores. Todas las culturas la ensalzan, y en los mitos fundacionales de muchas de ellas aparece como paradigma la figura humana o divina del héroe valiente. Es ésta una imagen de la valentía épica, grandiosa, formidable, tan arraigada en el imaginario de personas y sociedades que ha atravesado invariable las épocas hasta seguir haciéndose presente hoy en infinidad de cómics, películas, obras literarias y videojuegos. Sin embargo, el auténtico valor no suele librar batallas contra gigantes fabulosos ni tiene mucho que ver con ese tipo del bravucón temerario tan presente en las pantallas. Si admiramos a esta clase de personajes de ficción es porque normalmente tendemos a ser todo lo contrario: apocados, cobardes, falsos. Como nos falta valentía, idealizamos a esos seres que no conocen el miedo ni se arredran ante ninguna circunstancia, por espantosa y difícil que sea. Ellos encarnan nuestros sueños de una condición sobrehumana que nunca alcanzaremos. Pero ¿la valentía es eso realmente?. Basta con acercarse a la tradición del pensamiento occidental para comprobar que no.
La mayoría de los grandes filósofos que sen han interesado por el tema -desde Platón o Séneca, hasta Nietzsche o, más modernamente, Jankélévitch- consideran que es valiente "el que más vale, el que es fuerte", etimológicamente hablando, no es el inmune al miedo, sino quien, teniéndolo, sabe vencerlo. Los actos de valentía requieren el concurso de virtudes como la fuerza de voluntad, la perseverancia, la convicción, la diligencia o el sentido del deber, entre otras. De otro modo, muchos criminales serían tan valientes como los grandes héroes, pues al cometer su crimen actuaron sin miedo a los peligros o las consecuencias. Existe una valentía que no apunta a las grandes proezas, sino a los pequeños actos de coraje del día a día. Entre los millones de personas que cada mañana se dirigen a su trabajo hay un número considerable de valientes. Unos lo son porque van a cumplir con su deber aunque ese día estén enfermos. Otros, porque han sufrido un revés emocional que los ha derribado y sin embargo han sido capaces de levantarse y seguir adelante. Otros, porque les espera un empleo incómodo y pese a ello son capaces de continuar con él para mantener a los suyos. Y, por si fuera poco, a algunos les considerarán cobardes ya que no han tenido las agallas suficientes para quedarse en casa. La valentía es una cualidad lenta y constante que se manifiesta cuando alguien es capaz de enfrentarse a los desafíos cotidianos, y no en los arrebatos instantáneos de rebeldía ruidosa, de intrepidez espectacular, de bizarría novelesca.
La fortaleza del auténtico valiente se revela no sólo en las ocasiones de peligro, sino ante el abatimiento, la pobreza, la enfermedad, la incomprensión, el desánimo y otros tantos y tantos inconvenientes que la vida nos pone en el camino. Atreverse a afrontar la realidad agarrando el toro por los cuernos, sin autoengaños ni subterfugios para esquivarla, es un acto de coraje mayor que cualquier hazaña bélica inspirada por el delirio de grandeza. Ya lo avisó Castiglione en sus recomendaciones de "El Cortesano": "Es en las pequeñas cosas y no en las grandes donde se suele conocer a los valientes". Y entre esas pequeñas cosas la principal es el propio yo. A veces hace falta valor infinito para aceptarse como se es, con nuestros límites y defectos, y a partir de ahí medir las posibilidades de acción de cada caso. Como explica el filósofo Ángel Gabilondo en su reciente libro "Alguien con quien hablar": "no se trata de bastarse, de considerarse autosuficiente, ni de estar sobrado, ni de sentirse completo (...) es cuestión de ser cabal, lo que caracterizamos como ser alguien de una pieza, no un arrogante satisfecho". A medida que nos hacemos mayores nos damos cuenta de cómo escasea esta forma de entereza moral. Porque el valiente nunca presume de sus esfuerzos, sino que los lleva a cabo sin pedir una ovación por ello.
El coraje está, pues, en sobreponerse a la adversidad, en aguantar los tirones de la existencia, en guardar ante el peligro un alma serena y un ánimo libre. Esa valentía de baja intensidad, nada aparatosa, tiene que ver con atreverse a decir lo que se piensa, con tomar decisiones basadas en principios y no en intereses, con no dejarse llevar por la opinión ajena ni la de la mayoría, con vencer la pereza mental, con dar la cara, en definitiva.
Puede pensarse que manteniendo siempre una actitud así la persona está condenada a la ruina: sólo se meterá en líos. Sin embargo, la psicología ha comprobado que quienes acostumbran a ser valientes en este sentido, -o sea, afrontando la realidad y manteniéndose firmes frente a ella, siempre que esa firmeza contenga una cierta dosis de flexibilidad- adquieren mas seguridad en sí mismos, mejoran su autoestima y reducen el estrés.
La valentía es la afirmación; la cobardía, la negación. Ser valiente consiste en actuar, el cobarde se inhibe. La valentía no sólo conduce al éxito y a la conquista de metas, sino que contribuye a la mejora personal, a la propia satisfacción y a la tranquilidad de conciencia. Vista así las cosas, ¿qué importan los riesgos cuando las ganancias pueden ser elevadas?".

En relación al tema:

"No podemos ni siquiera imaginar cómo sería el mundo visto con los ojos de un valiente" (Martin Heidegger).

"En nuestros días se merece un aplauso el que tiene agallas de hacerse impopular" (Leonardo Sciascia).

"La valentía es la primera de las cualidades humanas, pues garantiza todas las demás" (Aristóteles).

"El valiente tiene valor y el atrevido gusta de exhibirlo" (Joseph Joubert).

domingo, 9 de diciembre de 2007

Los Juegos Populares en algunos pueblos extremeños

Aunque hoy a algunos les parezca mentira, antes de que se inventaran las videoconsolas los niños también jugaban, o mejor dicho, realmente jugaban. Aunque entonces lo hacían al aire libre y acompañados por otros niños, en vez de solos y tirados en el sofá. Les bastaba la chapa de un botellín, o un aro y un palo, para pasar las tardes entretenidos, y la máxima tecnología no eran la Wii y la Play Station, sino la peonza y los zancos artesanos hechos con viejos botes de pintura. En cualquier pueblo extremeños la variedad de juegos siempre ha sido suficiente para pasar todo el año sin aburrirse. Juegos al aire libre para el verano y más recogidos para el invierno, juegos para dos o para cincuenta. La imaginación se estiraba según las necesidades del momento.
Todo esto es lo que nos cuenta en un libro que acaba de publicar Dirk Nasser, un alemán que lleva muchos años en Cáceres como profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Extremadura. El libro ha sido editado por la Diputación de Cáceres con el título de "Cultura Tradicional de Movimiento en Extremadura: los juegos populares en algunos pueblos cacereños", y en él colaboran José Julio Sánchez Carbajo, Marisa Montero Curiel y Derya Çelik. Básicamente, se trata de una recopilación de los juegos que se han practicado o se practican aún en las localidades cacereñas de Alcántara, Arroyo de la Luz, Caminomorisco, Malpartida de Cáceres, Miajadas, Montánchez, Moraleja, Torremocha y Valencia de Alcántara.
El autor del libro y sus colaboradores han utilizado como fuente fundamental de su investigación las entrevists a personas mayores. El hecho de haber reunido un total de 204 juegos en sólo 10 pueblos les lleva a pensar que en cada uno de estos municipios "hubo una rica cultura de movimiento en torno a juegos tradicionales".
El libro tiene un gran valor sobre todo desde el punto de vista de la conservación, ya que, como afirma el propio autor, "a la mayoría de jóvenes extremeños ya no les fue transmitido qué es el juego, por ejemplo, de la billarda o de la bombilla". Los ejemplos son muy numerosos, y todos están en la investigación de Nasser y su equipo, que se ha centrado en los juegos tradicionales tanto de niños como de adultos. Cada uno de los juegos recopilados tiene una amplia ficha con su nombre popular, los pueblos en los que se ha recogido, la descripción, las reglas, el material necesario y el terreno que se precisa para practicarlo. Los hay tan conocidos y extendidos como el balón prisionero, los bolindres, el escondite, la pídola, la rayuela o la petanca, pero otros más específicos como doña culona, bibi o estando mi madre en misa, también aparecen en dicho libro. Muchos de ellos van acompañados además con la letra de las canciones populares que se suelen o solían cantar mientras se practicaban, como "Debajo de un botón"o "Al pasar la barca".
Dirk Nasser explica que había consultado algunas referencias bibliográficas pertenecientes a una investigación nacional comparativa realizada por Cristóbal Moreno Pablos, las cuales situaban a Extremadura en el último nivel de la cultura lúdica tradicional. Pues bien, el profesor alemán, sostiene justamente lo contrario y aduce para ello "razones culturales, climatológicas y de grandes espacios disponibles". Esta nueva investigación determina que Extremadura disponía y dispone, por lo menos en la memoria de sus mayores, de una gran variedad de juegos tradicionales, y en consecuencia una rica cultura tradicional de movimiento.
Si nos preguntamos el por qué decayó la práctica de dichos juegos populares se establecen una serie de motivos en la conclusión, uno de ellos sería que hemos pasado de una sociedad "de carencias", que obligaba a crear un material lúdico propio, a una sociedad "de abundancia". Además, antes había más posibilidades de jugar en las calles, hoy invadidad por los coches, lo cual pocas veces se tiene en cuenta a la hora de decidir sobre políticas urbanísitcas. Los hábitos en el tiempo libre de los niños han cambiado, y hoy se impnen las conductas pasivas como ver la tele o jugar a las videoconsolas, a las activas, que serían los juegos tradicionales, unos juegos que según Dirk Nasser "ya no forman parte importante de la identidad grupal ni de la formación de la personalidad del individuo".
"Intenetemos conseguir que la imaginación de un niño siga siendo su principal juego"

Más información: www.accettd.com

sábado, 1 de diciembre de 2007

La mafia de la SGAE

Esta, para nada y para nadie, ilustre institución vuelve a la carga para sacar tajada de donde sea. En plena batalla musical, ahora se descuelgan con la brillante idea de querer cobrar un canon a las bibliotecas por el daño que hacen a los autores con el préstamo de libros. Mi opinión queda completamente reflejada en la carta que reproduzco a continuación:
Escrito y firmado por José Luís Sampedro, escritor, filósofo y buena gente.
POR LA LECTURA
Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos.
Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.
Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo. Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque: a) obtiene algo a cambio.b) es objeto de una sanción. Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura? Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?. Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura?, ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos?. No entiendo a esa Europa mercantil.
Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas.
He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.
¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!
José Luis Sampedro

martes, 27 de noviembre de 2007

El ocho, de Katherine Neville

Acudí a este libro alentado por la enorme fama de la que venía precedido, y aunque sé que esto no es garantía de gran libro, al menos durante el periodo estival parece que "perder el tiempo" con un libro enorme y que encima no sea bueno, duele menos.

Con esta premonición comencé a leer "El ocho" de la señorita Neville. Comienza situándonos en el año 1756 en un perdido convento en el corazón de los Pirineos franceses. Bueno, me dije, la historia parece prometer. Unas páginas más adelante saltamos vertiginosamente en el tiempo y nos situamos en el año 1972, en medio de la vida cotidiana de una experta en ordenadores y programación; he de reconocer que aquí sí que me mareé un poco. Esto es más de lo mismo, pero ya has empezado y esto hay que acabarlo como sea.


Y así ha sido, después de un mes cargando con el libro en la maleta allá donde fuese, lo acabé. Un consejo, si van a viajar mucho y quieren llevarse un libro, opten por uno con pocas páginas y preferiblemente en edición de bolsillo (aunque sé que esto no es un descubrimiento).
Para ser honesto, también he de confesar que ha habido pasajes bastante emocionantes. Trozos en los que no podía parar de leer y donde la acción desbordaba por todas las páginas, pero en conjunto el libro es muy del estilo de Códigos Da Vincis y similares, que desde luego no son el tipo de lectura que más me atrae. Aunque para el verano y con tiempo tampoco está mal (si encima le añadimos que compré la edición de bolsillo que no me costó ni 10€, no me arrepiento del todo).


En resumen, un libro entretenido pero nada más. Por cierto, revisen por casa, en el desván, en la bodega o enterrado debajo de una baldosa, por si tienen un ajedrez antiguo de perlas, diamantes y oro, pues si es así tal vez se encuentren en medio de LA PARTIDA.