sábado, 26 de septiembre de 2009

El lamento del perezoso

Todos los que disfrutamos con Firmin, una novela entrañable, original, fresca y distinta, estamos de enhorabuena. Y es que su maduro autor Sam Savage (publicó Firmin con 66 años hace ya 3, por lo que hoy cuenta con 69 años) vuelve a la actualidad literaria con una nueva novela.

En este caso se trata de El lamento del perezoso, totalmente distinta tanto en estilo, argumento como en construcción de su anterior obra. La publica nuevamente Seix Barral, consta de 270 páginas y cuesta 16,50 €.
Como el propio autor reconoce en una entrevista publicada por el suplemento Babelia de El País, esta novela la ha escrito encontrándose más seguro, ya que sabe que su nuevo libro cuenta con un público que la leerá, sensación que no tenía mientras escribía Firmin. Por cierto, que está recien editada la edición de bolsillo de esta novela. A disfrutarlas.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Homenaje a Frank MacCourt

Hace días que quería escribir esta entrada. El motivo es el fallecimiento el pasado 19 de julio del escritor Frank McCourt. Notable pérdida de un Maestro en el sentido antiguo de la palabra, donde el Maestro era llamado tal por su sabiduría y, sobre todo, por su paciencia y pericia en saber transmitirla a los demás. Por embelesar a sus discípulos con historias fascinantes llenas de valores y ternura. Por pensar infinitas veces, yo de mayor quiero ser como él. Me imagino cuánto placer habrá distribuido entre sus miles de alumnos a lo largo de su carrera docente. Sólo hay que leer unas pocas líneas de cualquier libro de McCourt para otorgarle tan merecido título. MAESTRO, con mayúsculas.


Dos libros he leído y comentado en opinaRed de este autor, a saber, Las cenizas de Ángela, en el cual cuenta su atribulada infancia en Irlanda con el cual se dio a conocer y ganó el premio Pulitzer en 1996, y además supuso el descubrimiento de este gran autor y El profesor, donde narraba sus peripecias dando clases en secundaria durante más de veinte años.

Las fotos que acompañan la entrada son mi más sincero homenaje a este autor, situado en el lugar donde más a gusto se encontró, en sus clases de secundaria, delante de un encerado lleno de palabras que sólo él sabía convertir en pura magia.

Hasta siempre MAESTRO.

miércoles, 22 de julio de 2009

Pompeya

El best-seller escrito por Robert Harris en 2003 es mucho más que la historia de los últimos días de la ciudad romana de Pompeya antes de la erupción del Vesubio, acaecida en un tórrido mes de agosto del año 79 d.C. En el libro se reflejan el tesón, el amor a su trabajo, la honestidad de un ingeniero encargado del mantenimiento de la compleja red de acueductos de la bahía de Nápoles, Marco Atilio, en contraposición con el carácter vulgar, corruptible, ambicioso, despreciativo con todo lo que suene a cultura y saber, y por ello, totalmente ignorante, de un nuevo rico, Ampliato, antiguo esclavo de una familia influyente de Pompeya y que gracias a la especulación inmobiliaria se ha hecho de mucho dinero (sorprendente, ¿no?).

Son dos mundos contrapuestos y condenados a no entenderse, a pesar del amor que el ingeniero siente por la hija del nuevo rico, de nombre Corelia y enfrentada a su padre por su vulgaridad y despotismo hacia su propia familia.


Esta contraposición sirve al autor para describir con bastante acierto y rigor la forma de vida de los ricos habitantes de las villas de la bahía, cómo las construían y cómo disfrutaban de hermosos jardines, piscinas y festines en los que consumían los manjares más exquisitos (al menos para los gustos de la época). Por otro lado nos relata la vida de los trabajadores del acueducto, mucho menos regalada que la de los ricos y rayando muchas veces en la pura supervivencia.


La nota de color la pone la presencia de un sabio romano, almirante de su flota y de sobra conocido, Plinio el viejo, que en sus últimos días de vida tiene la enorme suerte de vivir y relatar para los siglos venideros un acontecimiento de la magnitud de la erupión del Vesubio. Entre las frases que merece destacar, pronuncia ésta en el libro: La mezquindad y la avaricia humana bastarían para escribir un tratado.


A mi el libro me ha sorprendido por el paralelismo que existe entre las vidas de los romanos y muchas de las situaciones de nuestra vida actual. El hombre siempre ha sentido los mismos deseos, ha tenido la misma avaricia, ha sentido los mismos celos y se ha conducido de la misma forma noble o mezquina, según el caso. Muchas de sus páginas son un verdadero ejercicio de reflexión.

Por otro lado están muy logrados los prolegómenos que el autor describe y que acabarán con la erupción del volcán. Son pequeños detalles, pequeñas muestras de la naturaleza, que pasan desapercibidos para todos salvo para epíritus observadores como Atilio, el ingeniero, o Plinio el viejo, el naturalista.

Incluyo un mapa de la bahía de Nápoles que se hecha de menos en el libro, sobre todo para situar las distintas poblaciones por las que pasan los protagonistas y para hacerse una idea del discurrir del Aqua Augusta.

martes, 7 de julio de 2009

El color de la magia

Para el profano palabras como Mundodisco, la Gran Tortuga A'Tuin, El Eje, El Borde,... pueden sonar a otro mundo. Y precisamente de eso se trata, de transportarse a un mundo completamente distinto al que conocemos y que nos propone Terry Pratchett en su saga iniciada con El color de la magia. Es un mundo mágico, imposible, lleno de gente curiosa y fantasía, y por supuesto, desternillante. Para empezar es plano, completamente plano. Pero ahí no queda todo, está sostenido por cuatro elefantes que viajan a lomos de la Gran Tortuga A'Tuin por todo el espacio. Sigan leyendo, que aún hay más.

La forma en la que llegué a este libro fue un tanto curiosa. Este libro lo compré por un consejo ilustre, al que no me pude resistir. Me lo recomendó Espido Freire, aunque no fue a mi directamente si no a través de las páginas de un diario que no mencionaré para no hacer publicidad. No soy de los que hace demasiado caso a las listas de venta ni a los consejos de críticos, pero en la columna de había algo que me llamaba poderosamente la atención. Así que no me pude resistir, lo compré y no me arrepiento en absoluto.


Sobre ese mundo fantástico que comentaba se gesta una historia también rocambolesca. El primer turista del Mundodisco, Dosflores, se dispone a hacer turismo acompañado por un baúl con patitas, El Equipaje, donde guarda sus pertenencias y su oro. El baúl resulta ser un fiel guardián del equipaje que lo acompaña allá donde vaya. Las autoridades del pueblo donde inicia sus visitas este particular turista, encargan a un habitante del pueblos de nombre Rincewind, que cuide de él y que no le pase nada, haciendo su estancia lo más agradable posible. Este Rincewind resulta ser un mago fracasado que sólo pudo aprender un hechizo, aunque éste vive dentro de su cabeza y sólo se activa cuando le parece bien, sin que el mago pueda hacer nada. No tardan en complicarse las cosas y nuestros dos protagonistas comienzan a vivir la aventura de sus vidas que los llevará por toda la vasta extensión del Mundodisco, hasta su mismo borde (literal).


Resulta una historia refrescante para estos días de calor, entretiene, es fácil de leer, permite alguna que otra carcajada y, sobre todo, al leerla podrán conocer cuál es el verdadero color de la magia...


Esta serie de libros fue iniciada en 1983 y hasta la fecha hay publicados 36 títulos de la colección, aunque no todos están traducidos al castellano. El autor sigue trabajando en una nueva novela, aunque en 2007 anunció que padece una rara variedad de Alzehimer, la cual, de momento, no le ha impedido seguir trabajando.

sábado, 13 de junio de 2009

Ferias del libro, fiestas del lector

Este fin de semana paseaba tranquilamente por la vigésimo sexta edición de la Feria del Libro de Huesca. Una feria pequeña, tranquila, familiar, reposada y, por ello, llena de encanto.

En sus tenderetes los libreros se afanan para que su preciada y lustrosa mercancía luzca reluciente a los ojos de los ávidos lectores que buscamos, sin prisas, el libro que nos llame la atención y que esté fuera de los circuitos de venta habituales. O no.

En esta misma feria del libro conocí a David López, autor asturiano de la obra El crimen de Monegros, con el que pude charlar un rato y, lo reconozco, le pedí que me dedicara su libro.

Y mientras paseaba entre los distintos tenderetes me preguntaba que tipo de gente frecuenta (frecuentamos) las ferias de libros que estos días se reparten por toda la geografía española. Se me ocurrieron los siguientes tipos:

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El curioso, que se apunta a cualquier sarao donde hay gente y que va a ver el ambiente, los actos paralelos, si es posible conseguir un bocadillo gratis y, de paso, ver que es eso de los libros.

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El cazafirmas, auténtico experto en superventas y autores mediáticos. Le importa, más que el libro, la firma que éste lleva impresa. Suele comprar los libros en el Corte Inglés cuando su autor viene a promocionarlos. Aproximadamente la mitad de sus libros se encuentran firmados por sus autores y la otra mitad los ha firmado él mismo.

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El especialista, interesado en temas concretos y libros raros, y que acude a las ferias del libro con la esperanza de encontrar la rareza que lleva años buscando o la edición descatalogada de algún libro.

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El disfrutador, al que la sola contemplación de tanto libro junto le produce una felicidad indescriptible. Además esa noche dormirá tranquilo, pues se asegura que podrá seguir leyendo por muchos años a la vista de la cantidad de libros disponibles.

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El familiar, que va con toda la familia y disfruta de todas las actividades que se celebran en torno a la feria del libro, como cuentacuentos, juegos, presentaciones,...


Seria injusto no mencionar que detrás de cada feria del libro hay un montón de personas que organizan, coordinan, gestionan y cuya identidad permanece oculta, aunque no su trabajo, que a todos nos resulta más que evidente. Por eso y por los buenos ratos que nos hacen pasar entre libros, muchas gracias.


miércoles, 3 de junio de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres

No puede estar más de actualidad el libro en cuestión de esta entrada Los hombres que no amaban a las mujeres, y no por el propio libro, sino por la película recién estrenada y precedida de una puesta en escena a bombo y platillo. La película no la he visto, pero el libro lo acabo de leer (que momento tan oportuno para acabarlo) y de él opinaré.

De este libro poco original puede decirse. Ya se han escrito ríos de tinta en prensa e internet y se ha hablad
o sobradamente de él en radio y televisión. Algunos de los comentarios que me han parecido mejor argumentados y más interesantes los dejo aquí para enlazar:

- Foro abierto de novela negra.

- Nubes negras.

- bookAffinity.


- Lecturalia.

Lo único que puedo aportar es, por tanto, mi humilde opinión de lector empedernido y seguramente poco crítico con lo que leo. No voy a hacer una crítica de estilo. Tan sólo si el libro me gustó y si lo recomendaría.

Empecemos por lo primero: a mi el libro me ha gustado. ¿Qué significa esto? Pues que lo he leído con deleite. Es más, yo diría q
ue en algunos momentos incluso con pasión. Cualquier momento libre a lo largo del día era bueno para enfrascarme en el torbellino de sucesos que se suceden en el libro. Las historias, pues son varias que se solapan en el discurrir del tiempo, van ganando en intensidad. El lector entra en una vorágine de acontecimientos cada vez más sorprendentes. Y por supuesto, el desenlace es totalmente inesperado, como corresponde a una buena novela de suspense.


Otro valor añadido del libro, es el reflejo que nos muestra de la sociedad sueca. Para mi son un país meticuloso y ordenado, donde todo funciona como un reloj sueco (sí, ya sé que la cita es con un reloj suizo, pero una pequeña licencia se me permite, sobre todo en mi blog...). La revelación de una sociedad un tanto oscura, con abusos y maltratos a la orden del día, me ha cogido de sorpresa. Tal vez por desconocimiento, pero para nada imaginaba la sociedad sueca tal y como aparece reflejada en el libro, que, por otra parte, presenta ciertos aspectos biográficos del autor.

Este es otro aspecto interesante que le da al libro un morbo especial: su autor Stieg Larsson. Como en La conjura de los necios, el autor muere antes de conocer su obra publicada. Y resulta que la obra se convierte además en un éxito sin precedentes. Y a esto no falta una familia enfrentada por la suculenta herencia. Herencia que aumenta día a día y a la que hay que añadir los ingresos de la película. Vamos, que si Larsson viviera hacía otra novela apasionante de su propia familia. Aunque bien pensado esto traería más ingresos y estos a su vez más disputas familiares. Por lo tanto, Stieg, estés donde estés, descansa en paz y disfruta de tu éxito bien merecido.

domingo, 10 de mayo de 2009

Buenas noticias

Si después de leer Estambul, ciudad y recuerdos, me recorrió un deseo enorme de visitar Estambul, con esa magnífica descripción, no sólo de sus calles y sitios más emblemáticos, sino también de sus gentes, costumbres, tradiciones e historia, creo que el anuncio de la publicación por Mondadori para octubre de la nueva novela de Orhan Pamuk, El museo de la inocencia, no hará sino acrecentar ese deseo de visitar la mítica ciudad turca. Y ahora ya no hay excusa. Hay que ir. Por tanto es la mejor noticia que se podía esperar de este arquitecto frustrado y afortunadamente reconvertido en narrador de historias sobre su fascinante país.

Eso si, después de la experiencia de Ana Belén en La pasión turca, creo que el viaje lo haré sólo y no me acompañará mi mujer.



Pero aún hay más buenas noticias. Ese espíritu de arquitecto frustrado del autor, constante en muchos pasajes de su obra, nos depara un motivo todavía más inexcusable para visitar Estambul. Y este motivo es el museo de la inocencia real. El museo se abrirá en dos años, según prevé el novelista turco, y estará situado en una zona de viejas mansiones y anticuarios en la parte europea de Estambul y uno de los lugares donde transcurre la novela y también la última película del director germano-turco Fatih Akin, Al otro lado (2007).

"Será un museo para los jóvenes que no pueden besarse", afirmó Pamuk en referencia a la prohibición en los museos turcos de besarse o comer chicle, dos actos que, según el autor, estarán permitidos en su futuro museo.

En el museo se recogerán pequeños objetos y fetiches que el autor ha ido recogiendo por todo el mundo y que le han permitido inspirarse sobre la personalidad de los dueños de esos objetos. Con estos personajes ha configurado su nueva novela. Ahora sólo nos queda esperar, por la obra y por el museo.

jueves, 30 de abril de 2009

La Hermandad de la Buena Suerte

Me gustan las carreras pedestres, las carreras de bicis, las de coches (sólo desde que está Fernando Alonso, antes no había visto ni una), las carreras de motos, en especial las de moto GP (siempre ha habido pilotos españoles que nos mantenían atentos a la pantalla, somos muy de los de casa los españoles) y, en general, me gustan todas las carreras en las que se compite, sin embargo nunca me han interesado las carreras de caballos. Me ha parecido siempre un deporte elitista de gente pija adinerada y sin mucho de interés en sus cabezas o de mafiosos estorsionistas que buscan sacar dinero fácil con las apuestas.

Tal vez sea una visión muy limitada, pero aparte de lo que haya podido leer sobre el tema, mi única experiencia real en un hipódromo se remonta a principios de los 90 en una visita organizada (y obligatoria) en un programa de estudios en Brighton. Como todo lo que se ve por primera vez, me resultó curioso y entretenido, recuerdo los gorritos horteras de las inglesas, los chiringuitos estrafalarios de las apuestas con sombrillas para cubrirse de un sol que a los de aquí casi nos daba risa y caballos y jockeys, los verdaderos protagonistas y esforzados competidores. Pero a partir de ahí, no volví a ver una carrera ni por la tele.


Pues si después de esta introducción decimos que el último Premio Planeta de Fernando Savater, "La Hermandad de la Buena Suerte" tiene a la hípica y todo lo que la rodea, es decir, el turf, como hilo conductor, pues no parece que sea el argumento que más llame la atención de los lectores.


Ahora bien, Premio Planeta 2008 y, sobre todo, Fernando Savater, pueden hacer interesante cualquier propuesta literaria por descabellada que parezca. Si, además, nos adentramos en la novela, veremos que hay mafiosos de alto calado, matones a sueldo de medio y corto pelo, intereses y rencillas por ganar una carrera de caballos, gentes de lo más variopintas con personalidades y peculiaridades de los más dispares,... y todas ellas unidas por la buena o la mala suerte. Convendrán conmigo que esto ya no lo parece, sino que esto ya sí es interesante.


Por lo que a este comentario respecta no revelaré nada más. Ya saben, para más información lean el libro, no se arrepentirán y tal vez le pique el gusanillo cuando tengan la oportunidad de asistir y disfrutar de una verdadera carrera de caballos.

Que la suerte esquiva nos sonría a todos al menos de vez en cuando.


domingo, 12 de abril de 2009

Los ojos del tuareg

En algún lugar, hace mucho tiempo, leí una interesante y bien fundada comparación entre Julio Verne y Alberto Vázquez-Figueroa. Se comentaba de este último que era el moderno escritor de aventuras, visionario y de gran poder de convicción. Hasta este momento y hasta este libro, "Los ojos del tuareg", nada había leído de este autor, aunque de esa comparación yo añadiría una faceta de Vázquez-Figueroa que me ha llamado la atención, y es la denuncia, la defensa del débil y, concretamente en este libro, la defensa de África y de sus pobladores.

Cuando se publicó este libro, allá por el año 2000, el rallie París-Dakar se encontraba en pleno apogeo, movía cifras millonarias y las televisiones le dedicaban en su programación un apartado especial con muchos minutos. A mucha gente les interesaba saber quien iba a ganar en la categoría de coches, de motos o de camiones. Y mientras tanto las casas comerciales que patrocinaban el evento frotándose las manos.



Sin embargo a nadie le interesaba saber cuanto niños habían resultado heridos o muertos por atropello, o cuanto ganado había perecido bajo las implacables ruedas de los vehículos, o incluso tampoco nadie se preopcupaba por los desperdicios que tan inhumana caravana iba dejando. Y la manera en que se degradaba un mediambiente todavía virgen con tan brutal asalto.

Es aquí donde el autor puso su granito de arena para luchar contra este abuso, creando una novela de denuncia en la que el protagonista, un guerrero tuareg, se enfrenta a toda la organización por un acto totalmente injusto del que es víctima. Además, y por si fuera poco, este guerrero tuareg es el hijo del protagonista de un libro anterior de Vázquez-Figueroa, "Tuareg", guerrero que atesora valores como el honor, la valentía, el respeto a las tradiciones y costumbres de sus mayores, la sabiduría, la paciencia, valores tan escasos y que tanto se echan de menos en nuestros tiempos.


En el libro se desvelan las tramas corruptas que protagonizan los organizadores del rallie y los enormes intereses económicos y políticos que éstos defienden. Y sobre todo queda patente el gran conocimiento del autor sobre el desierto, sus gentes y sus costumbres, lo que le da un valor añadido al libro y a la misión de denuncia que subyace.

martes, 31 de marzo de 2009

Invierno en Madrid

De este libro había leído y oído muchos comentarios. Nuestro colaborador Pacolo, me lo recomendaba insistentemente, en algún otro blog leía críticas feroces cuestionando el conocimiento del autor sobre la realidad de la posguerra e incluso manifestaban su total desconocimiento de Madrid.

Con estos antecedentes, no podía menos que leer yo mismo el libro y opinar de primera mano. Y eso que el libro hay que encararlo con ganas, pues sus 627 páginas no dan opción a leerlo si gusta más o menos, pues un libro de ese tamaño o engancha o se eterniza.



El libro se ambienta en los años 40 en el Madrid de la posguerra. Sus protagonistas son tres ingleses que sólo tiene en común el haber estudiado en el mismo colegio elitista inglés. A partir de ese nexo común, cada uno sigue caminos completamente distintos. y marcados por ideas y apasionamientos totalmente opuestos. Pero la España franquista de posguerra los vuelve a reunir. Eso si, en circunstancias completamente antagónicas, uno como hombre de negocios, otro como espía del servicio secreto británico y el tercero como desaparecido en la batalla del Jarama.

A partir de esta trama, comparten una mujer, comparten negocios, comparten mentiras, fugas, encuentros, asesinatos,...

A pesar de ser un libro voluminoso y contar con muchas páginas como mencionaba al principio, a mi en ningún momento se me ha hecho pesado. Al contrario, a medida que pasan las páginas te vas familiarizando con los personajes, la acción se hace más trepidante y acaba enganchando. Tal vez no sea el mejor libro del mundo, pero resulta más que entretenido e interesante para pasar un buen rato.

Si tuviera que ponerle algún pero, sería que tal vez la imagen que ofrece de nuestra posguerra esté un poco distorsionada y pase por ella como de puntillas. Para ser un autor enormemente informado sobre la realidad española de esos años (a juzgar por la bibliografía consultada que comenta al final del libro) no creo que haya sabido sacarle todo el provecho esperado.

En definitiva, ni un clásico que pasará a la historia de la Literatura Universal, ni un bodrio infumable que no se pueda leer, sino justo, justo, en mitad de todo eso.