
Eso si, después de la experiencia de Ana Belén en La pasión turca, creo que el viaje lo haré sólo y no me acompañará mi mujer.

Pero aún hay más buenas noticias. Ese espíritu de arquitecto frustrado del autor, constante en muchos pasajes de su obra, nos depara un motivo todavía más inexcusable para visitar Estambul. Y este motivo es el museo de la inocencia real. El museo se abrirá en dos años, según prevé el novelista turco, y estará situado en una zona de viejas mansiones y anticuarios en la parte europea de Estambul y uno de los lugares donde transcurre la novela y también la última película del director germano-turco Fatih Akin, Al otro lado (2007).
"Será un museo para los jóvenes que no pueden besarse", afirmó Pamuk en referencia a la prohibición en los museos turcos de besarse o comer chicle, dos actos que, según el autor, estarán permitidos en su futuro museo.
En el museo se recogerán pequeños objetos y fetiches que el autor ha ido recogiendo por todo el mundo y que le han permitido inspirarse sobre la personalidad de los dueños de esos objetos. Con estos personajes ha configurado su nueva novela. Ahora sólo nos queda esperar, por la obra y por el museo.