jueves, 28 de diciembre de 2023

Hernán Cortés, de Esteban Mira Ceballos.

Esteban Mira Caballos, natural de la población sevillana de Carmona, es doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla, miembro correspondiente extranjero de la Academia Dominicana de la Historia (2004) y del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas (2013). Ejerció de becario de Formación de Personal Investigador de la Junta de Andalucía (1991-1995) y fue, asimismo, profesor visitante en el Instituto de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (1994). Ha sido galardonado con varios premios, como el de la Fundación Xavier de Salas, el de la Obra Pía de los Pizarro y el José María Pérez de Herrasti y Narváez. En el año 2008 fue finalista del premio Algaba de investigación histórica. Tiene en su haber una veintena de libros y más de un centenar de artículos y ponencias, la mayor parte referidas al descubrimiento y la conquista de América. Ha colaborado con más de cien entradas en el Diccionario Biográfico Español, en el Vol. I de una Historia general del pueblo dominicano y en el Vol. II de la Historia militar de España editada por el Instituto de Historia Militar de Madrid. 

Entrada de Cortés en Tlaxcala

Sus libros más recientes son: La Española, epicentro del Caribe en el siglo XVI (Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia, 2010), Hernán Cortés: el fin de una leyenda (Badajoz, Fundación de los Pizarro, 2010), Hernando de Soto, el conquistador de las tres Américas (Barcarrota, Excmo. Ayuntamiento, 2012). Imperialismo y poder. Una historia desde la óptica de los vencidos (El Ejido, Círculo Rojo, 2013), Historia de la Villa de Solana de los Barros. Sus ordenanzas de 1554 (Badajoz, Diputación Provincial, 2014) y La gran armada colonizadora de Nicolás de Ovando, 1501-1502 (Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia, 2014). Actualmente trabaja en un estudio sobre Francisco Pizarro y la conquista del incario para la Fundación Pizarro.

Como puede observarse por su apabullante biografía, nadie más autorizado para hablarnos del metelinense más ilustre, Hernán Cortés que Esteban Mira Ceballos. El libro nos narra la vida completa de Cortés desde su nacimiento en la ciudad de Medellín en el seno de una familia de hijosdalgo proveniente de Don Benito, su paso como estudiante de leyes por Salamanca a cargo de un tío suyo (nunca se matriculó en la Universidad de Salamanca), su embarco para América en busca de fortuna y como allí consiguió fama y dinero de la mano del gobernador de Cuba Diego Velázquez, lo que propició su viaje que a la postre significaría la conquista de México. Finalmente acaba el libro con sus últimos años en España entre Valladolid y Sevilla y su muerte acaecida el 3 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla, viendo truncado su sueño de morir en Nueva España.

Hernán Cortés y Moctezuma

Como corresponde a un trabajo de este tipo, el libro está repleto de citas y anotaciones que justifican cada una de las afirmaciones que se presentan a través de los documentos correspondientes, aunque obviando estas notas resulta un libro de sencilla lectura y muy interesante, decubriendo el lector datos curiosos y hechos relevantes de lo que supuso la vida de Cortés en particular y la conquista del nuevo mundo en general. Rencillas, envidias, peleas, traiciones y ambición, mucha ambición por los enormes recursos que la nueva tierra recién conquistada traería a todo aquél que supiera aprovecharla. Todo esto a cambio del sometimiento de los pueblos que encontraban a su paso.

El autor desmonta mitos en torno a la figura del conquistador, que no hizo todo bien pero tampoco todo mal. Está claro que su vida y sus actos deben ser entendidos dentro del contexto histórico donde se produjeron. La barbarie y la crueldad eran moneda habitual en las sociedades medievales, tanto en Europa como en el Nuevo Mundo. Y Cortés fue despiadado y brutal con los indígenas y con quienes lo traicionaron. Pero a cambio amó la tierra que conquistó y dejó su sello de prosperidad comercial y mejoró el medio de vida de los indígenas.

En resumen, es este un libro interesante para conocer la vida de Hernán Cortés aunque en algunos momentos resulte excesivamente prolijo en las descripciones y justificaciones, pero es lo que corresponde a un estudio academicista de este tipo.

 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

LA SOMBRA DE LA TIERRA

"No se puede vivir solo de odiar un recuerdo"


Decidí que esta fuera mi última lectura del 2023. Una novela a la que le tenía ganas por las criticas leídas y oídas sobre ella. Es cierto, en ocasiones me sucede, que la portada me llamó la atención y es como si el libro te llamara para ser leído. Investigué un poco sobre la autora, la cual conocía en su papel de actriz, y pude comprobar que se inicia en este mundo literario con "La sombra de la Tierra".  

La novela se sitúa a finales del siglo XIX en Villaveza del agua, un pequeño pueblo de Zamora. Elvira Mínguez construye dos personajes protagonistas que se disputan el trono con el mismo merecimiento. 

Una vez oí el dicho "pueblo pequeño, infierno grande" y puedo decir que esta novela refleja a la perfección el refrán popular. Puedo asegurar, que en pleno siglo XXI aunque hemos mejorado las condiciones de higiene, alimentación,... siguen existiendo pueblos muy pequeños donde el "qué dirán", el "chismorreo", las invenciones y conjeturas, siguen haciendo de ellos un infierno grande.

Creo conveniente aclarar  que Villaveza del Agua, el pueblo en el que transcurre la acción, no es un pueblo ficticio. Es realmente un pueblo pequeño a 50 kilómetros de Zamora que cuenta en la actualidad con 195 habitantes.

La acción arranca en mayo de 1896, a finales de un siglo XIX marcado en España por la pobreza y la sombra de una guerra que se llevaba por delante a toda la juventud: 

"Querida hermana,
No, la guerra no es lo que creía. No te lleva a tierras lejanas ni gentes distintas, la guerra es un país ella sola que huele a muerte, a sangre y a vómito ácido. Es obscena porque no tiene vergüenza de dejar a los hombres desnudos por dentro y, Tina, dentro no hay nada.
¿Recuerdas cuando eras niña y jugábamos a "¿Qué derrama el agua del tonel?". Siempre encontrabas aquello que era capaz de colmar el borde: la piedra justa o la bota lo suficientemente pesada. Pues la muerte es eso, y como tú, siempre acierta; entra y derrama todo lo tuyo para instalarse ella, te desaloja y te pierdes entre el barro y las maderas. Y no hay nada glorioso en ello".

La pobreza hacía estragos entre la población y ello acentuado por una explotación mayor, con condiciones leoninas para los arrendatarios de las tierras. Esto es lo que ocurre en esta novela, que vive además el enfrentamiento entre dos mujeres que intentan imponer sus normas a la comunidad. Dos mujeres, dos familias, odio y rencor que viene de antaño: Garibalda, una viuda enferma y obesa que domina todos con mano de hierro desde el sofá del salón de su casa, siempre asomada a la ventana que da a la calle. Su rival es Atilana, también viuda y con cuatro hijos que cuidar, trabajadora incansable de la tierra y preocupada por todo el "qué dirán" del pueblo. 

Una novela histórica, por más que en ella no aparezca ningún personaje histórico, pero en la que se nos describe la vida de un pequeño pueblo alejado de todo en medio de lo que fue un final de siglo muy duro para España.

En el caso de la autora, Elvira Mínguez, debo decir que no parece en absoluto la obra de una debutante, su primera novela, por su profundidad y estilo. No es una lectura cómoda para el lector, porque se nos va a contar una historia dura, llena de crueldad, en la que pocos personajes aportan algo de luz ante la ruindad reinante en todo el pueblo, donde no aparece el amor o la empatía por ninguna parte, incluso entre los mismos familiares, cada uno buscando su propio interés sin importar ser madre o ser hija. Una novela que transmite angustia y soledad, donde el amor parece una quimera ni siquiera al alcance de los más ricos.

Una novela dura, muy dura, pero a pesar de esta dureza recomiendo encarecidamente su lectura por lo descrito, por cómo lo describe, y por la pluma que utiliza la autora (me ha gustado el vocabulario utilizado de la época, he tenido que recurrir en ocasiones al diccionario pero me ha encantado conocer palabras nuevas para mí):

"Los atardeceres en esta época no se pueden atrapar, Baldo, son furiosos y dominantes; estallan siempre alejados de nosotros y nunca se quedan quietos en el aire. Míralo: el cielo se rompe en pedazos rojos y naranjas con tanta rabia que estas pobres nubes blancas no tienen más remedio que esconderse en el horizonte y allí esperar a la luz violeta que es la única que puedo con ellos; entonces, cuando las nubes ya se han teñido del color de la lavanda y ya no se reconocen entre ellas, corren a esconderse entre las hojas e los enebros, atemorizadas unas de otras. Las hojas las atrapan con sus espinas y ellas quietas en la sombra de la tierra, sueñan que vuelven a ser libres".