Este fin de semana paseaba tranquilamente por la vigésimo sexta edición de la Feria del Libro de Huesca. Una feria pequeña, tranquila, familiar, reposada y, por ello, llena de encanto.
En sus tenderetes los libreros se afanan para que su preciada y lustrosa mercancía luzca reluciente a los ojos de los ávidos lectores que buscamos, sin prisas, el libro que nos llame la atención y que esté fuera de los circuitos de venta habituales. O no.
En esta misma feria del libro conocí a David López, autor asturiano de la obra El crimen de Monegros, con el que pude charlar un rato y, lo reconozco, le pedí que me dedicara su libro.
Y mientras paseaba entre los distintos tenderetes me preguntaba que tipo de gente frecuenta (frecuentamos) las ferias de libros que estos días se reparten por toda la geografía española. Se me ocurrieron los siguientes tipos:
- El curioso, que se apunta a cualquier sarao donde hay gente y que va a ver el ambiente, los actos paralelos, si es posible conseguir un bocadillo gratis y, de paso, ver que es eso de los libros.
- El cazafirmas, auténtico experto en superventas y autores mediáticos. Le importa, más que el libro, la firma que éste lleva impresa. Suele comprar los libros en el Corte Inglés cuando su autor viene a promocionarlos. Aproximadamente la mitad de sus libros se encuentran firmados por sus autores y la otra mitad los ha firmado él mismo.
- El especialista, interesado en temas concretos y libros raros, y que acude a las ferias del libro con la esperanza de encontrar la rareza que lleva años buscando o la edición descatalogada de algún libro.
- El disfrutador, al que la sola contemplación de tanto libro junto le produce una felicidad indescriptible. Además esa noche dormirá tranquilo, pues se asegura que podrá seguir leyendo por muchos años a la vista de la cantidad de libros disponibles.
- El familiar, que va con toda la familia y disfruta de todas las actividades que se celebran en torno a la feria del libro, como cuentacuentos, juegos, presentaciones,...
Seria injusto no mencionar que detrás de cada feria del libro hay un montón de personas que organizan, coordinan, gestionan y cuya identidad permanece oculta, aunque no su trabajo, que a todos nos resulta más que evidente. Por eso y por los buenos ratos que nos hacen pasar entre libros, muchas gracias.