miércoles, 2 de octubre de 2019

Voces de Chernobil, de Svetlana Alexievich

Tengo miedo de una cosa, de que en nuestra vida el miedo ocupe el lugar del amor (pág. 282)
 
La gran tragedia nuclear acaecida en la ciudad de Pripiat (aunque más conocida como accidente de Chernobil) en abril de 1986 se ha puesto nuevamente en boca de todos gracias a la exitosa serie de televisión producida por HBO. Una tremenda tragedia de la que todavía pueden encontrarse graves consecuencias en forma de enfermedades degenarativas, malformaciones, miedos y sufrimientos de todo tipo. A la hora de escribir esta entrada aún no he visto la serie. Y no he querido hacerlo hasta haber completado la lectura del libro que nos ocupa: Voces de Chernobil. Crónica del futuro, de la autora bielorusa Svetlana Alexievich, galardonada con el premio Nobel de Literatura en 2015 y publicada por primera vez en ruso en el año 1997. Toca ahora comentar el libro y a continuación disfrutar de la serie.

Quien pudo se consiguió pastillas de yoduro sódico (pág. 113)
 

La autora
El libro es fruto de un intenso trabajo periodístico de investigación llevado a cabo durante muchos años por la autora. En las entrevistas que dan forma al libro se reflejan todos los tipos de personas que vivieron la tragedia en directo: la esposa de uno de los primeros bomberos que acudió a la central para sofocar el fuego, campesinos y gente humilde del pueblo llano y trabajadores sin formación para entender lo que estaba pasando, científicos e ingenieros nucleares conscientes de la tremenda realidad que se avecinaba sobre la población, políticos sin escrúpulos cuyo único objetivo era mantener en secreto el accidente para que el resto del mundo no se enterara del tremendo fallo de su reactor nuclear, periodistas locales situados en la encrucijada de relatar la verdad y ser tachados de traidores por el régimen comunista o mentir y ocultar la terrible verdad que se avecinaba.

Vista aérea de la central

Todos estos relatos están completados con otros no menos interesantes de personas que acudieron desde todos los puntos del país atraídos por diversas motivaciones a trabajar en la zona de la catástrofe para intentar reestablecer la normalidad. Los liquidadores eran llamados por sus compatriotas. Se encargaban de matar a los animales domésticos abandonados por sus dueños al huir, levantar la tierra contaminada por la radiactividad de parques, colegios y campos de cultivo y echar tierra nueva y sin radiación, evacuar a la población que se aferraba a abandonar sus casas,... En definitiva, lavar la cara a una zona que a duras penas podía ser lavada. 


Algunos dicen: un pueblo santo y un gobierno criminal (pág. 237)

La mayoría de estos liquidadores murieron de cáncer años después. Y varios de los que son entrevistados por Svetlana se encontraban gravemente enfermos al realizar la entrevista. ¿Qué les motivó a ir a esa zona a realizar un imposible? A algunos el desconocimiento. A otros un sentido del deber inculcado por la propaganda rusa y el férreo régimen soviético desde muchos decenios antes. A los menos el régimen económico que ofrecía el gobierno, con sobresueldos que para muchos significaba una vida más digna.

Cartel de la serie de HBO

El libro nos permite ponernos en la piel de todas estas personas que vivieron y sufrieron la mayor catástrofe nuclear enfrentada jamás por la humanidad. Y permite comprobar como el oscurantismo de un gobierno que solo velaba por sus intereses impidió que se salvara a gran parte de la población. Un gran libro para conocer y reflexionar.

Para completar la entrada a este libro, dejo el enlace al blog Forgotten Island, dedicado en principio a lugares abandonados pero ahora prácticamente centrado en la zona afectada por el accidente de Chernobil. Este documento gráfico da vida a unas páginas realmente sobrecogedoras.


Comprendí lo fácil que es convertirte en tierra (pág. 230)