Y es en aquella frontera, la que reclamaban los castellanos, al día siguiente los aragoneses, después los navarros y entremedias los moros, ya fueran de Zaragoza o llegados de la Ciudad Roja, donde encender esas pasiones y saciar esos vicios.
El buen vasallo, de Francisco Narla
Idioma original: Español
Título original: El buen vasallo
Editorial: Grijalbo
Traducción: Original en español
Año de publicación: 2024
Nº de páginas: 720
Valoración: Muy interesante
El buen vasallo nos lleva de nuevo a la interesante y heroica época de uno de nuestros héroes por excelencia, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Aunque en esta novela que nos ocupa el protagonista es su hijo, Diego Rodríguez. Personaje desconocido y del que la historia habla poco y son muchas las incógnitas sobre su vida y su muerte. En el Cantar del Mio Cid no se le nombra ni una sola vez. A través de lo que se sabe con certeza, lo que se intuye o imagina y de las magníficas dotes de narrador histórico de Francisco Narla, se traza una posible historia de su vida, casi siempre a la sombra del enorme personaje que fue su padre y siempre intentando ser un buen vasallo del que su padre y capitán estuviera orgulloso.

El libro va transcurriendo entre dos épocas distintas, la del Cid con un Diego joven y aprendiz dentro de las huestes de su padre, interesado en la medicina, en las armas y en las travesuras con su compañero Galín. Y otra época con un Diego hecho hombre, guerrero y con una misión que cumplir. Este ir hacia adelante y atrás en el tiempo nos mantiene atentos a ambas historias y poco a poco vamos viendo como unos hechos del pasado van justificando los hechos del presente y las decisiones que va tomando Diego en su madurez.
La narración está llena de detalles y en los momentos de luchas y enfrentamientos no está exenta de morbosas descripciones que pueden llegar a incomodar al lector más sensible. Y esto lo digo como virtud, no como defecto. No escatima Narla sangre, golpes y salpicaduras. Esto hace la historia mucho más veraz y nos sumerge de lleno en la acción que se narra en cada momento. No es difícil imaginar que en el medievo la vida no sería un camino de rosas para nadie y la ley de matar o morir sería la tónica general entre los que se ganaban la vida con las armas. La descripción física de los personajes es otro de sus puntos fuertes. Es fácil imaginarlos con sus defectos, deformidades,...todo aparece muy real y muy nítido.
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| Castillo de Consuegra |
En el epílogo final de la novela el autor justifica todos los hechos y personajes que aparecen en la historia. Se pone aquí de manifiesto el enorme trabajo de investigación realizado para la configuración de la historia. Hay adaptaciones propias para que la trama no sea complicada en exceso, licencias literarias por el desconocimiento de hechos concretos y mucho de lo que se nos cuenta esta basado en hechos reales que los documentos y los historiadores pueden atestiguar. Y que el autor ha leído, consultado o debatido con estudiosos de la vida del Cid.
Para mi Francisco Narla ha sido un agradable descubrimiento y su forma de narrar me ha encantado, es clara, directa, muy descriptiva y te sumerge en la historia sin darte cuenta. Así que leeré alguna más de las interesantes novelas históricas que ya ha publicado.