viernes, 19 de julio de 2013

Cincuenta sombras liberadas


Y por fin llegó la hora de poder decir que he leído el tercer y último volumen de la trilogía. Ya comenté en la entrada dedicada a los dos primeros libros (se puede consultar aquí), que el gran mérito de la autora es dejar la historia colgada al final de cada libro, lo que te impulsa inexorablemente a leer el siguiente. ¿Qué pasará?¿Ganará el malo?, etc.

Pues bueno, he dejado pasar un tiempo de reposo de tanto sexo sado y tanto dispendio en aviones, helicópteros, coches, viajes, etc para acabar Cincuenta sombras liberadas. Y empezaré diciendo que no ha merecido mucho la pena. No hay ni mucho menos tantas escenas de sexo escabroso y contado con detalles (iba a decir pelos y señales, pero en este contexto igual no queda bien). Se centra más en la historia, en la historia del matrimonio Grey, pero es una historia insulsa, previsible, romanticona, sin gracia, repetitiva,...

Los enigmas planteados y no resueltos en los primeros libros se resuelven pero para mi gusto no de una forma muy satisfactoria. No sorprenden en absoluto. Ocurre justo lo que cualquiera nos podíamos imaginar que iba a ocurrir. Y por supuesto, acaba con un Y fueron felices y comieron perdices...

Erika L. James

Para lo único que ha servido esta trilogía es para poner de moda un género que inunda ahora las estanterías de las librerías, que es la novela erótica suave, o como he leído en algún sitio, porno para mamás. Pues bueno, si esto colma las ilusiones de algunas amas de casa, bienvenido sea, pero resulta muy pretencioso llamar a esto Literatura. Por cierto que su autora se ha hecho millonaria, para esto también ha servido.

P.D.- Ya sólo me faltaba enterarme que en agosto de 2014 se estrenará la película basada en la trilogía. Y seguro tendrá un taquillazo asegurado. Ver para creer...