Estimado Fernando:
Leí y disfruté cada página, cada línea y cada palabra de tu magnífica obra Patria. No quería parar de leer, me entretenía, vivía la historia y, lo que considero más importante, entendía los entresijos de la dura y cruel historia que nos contabas y que había formado parte de mi infancia y adolescencia. La historia oscura del problema vasco, de eta, de los atentados, del sufrimiento de tantas y tantas familias que perdieron hijos, maridos, hermanos, amigos de ambos bandos. Para mi Patria forma ya parte de los grandes clásicos de la narrativa en castellano.
Con este estreno y presentación de tu obra y el regusto agradable de haber pasado grandes ratos leyendo Patria me sumergí con fruición en tu nueva creación Los vencejos, con un título que ya de primeras invita a decubrir los misterios que encierra en su interior. Lo primero que me sorprendió fue la original forma de organizar los capítulos, que no son más que los 365 días que faltan para el fatal desenlace del protagonista y autor del diario. Un día, un capítulo. Me encanta el juego de volver hacía adelante y hacia atrás en el tiempo, a la infancia del protagonista, a su fallido matrimonio con Amalia, a su plácido presente de serenidad espiritual. Y en ningún momento el lector se siente perdido sin saber donde está. Grandioso el dominio del tiempo y la palabra que consigues.
El protagonista es profesor de secundaria y, una vez más, el libro me toca la fibra sensible y me siento cercano a él. Me identifico y comparto muchos de sus planteamientos. La radiografía de su personalidad, de porqué es como es y ha tomado la drástica decisión de quitarse del medio, se va entendiendo a medida que se avanza en la lectura del libro. A veces me resultaba difícil continuar con la lectura, pero ese quiero saber que va a pasar, me ayudaba a vencer las reticencias y seguía leyendo día tras día. En ocasiones con placer y otras con deber.
El final también se presentaba peliagudo, pues no podía ser el final dirigido y evidente que toda la novela lleva esperando el lector. Tendría que haber alguna sorpresa, algún giro de los acontecimientos que nos diera un vuelco el corazón y nos revolviéramos en el sillón diciendo: ¡Vaya, esto no me lo esperaba! Y, en cierto modo, así es. El final es original y, en cierto modo, inesperado. Nos hace reflexionar sobre la vida, la muerte, el suicidio,...
La amistad sin compromiso también es un tema que me ha sorprendido de la novela (la llamo así aunque sería mejor definirla como diario, ¿verdad Fernando?). No son necesarios los amigos que exigen, sino los que están cuando se les necesita. Sin invadir intimidades. Lo plasmas de manera genial entre el protagonista, Patachula y Águeda. Por supuesto, sitúas en otro estrato la relación con su perra Pepa, mucho más que un animal de compañía.
Me ha gustado el libro, Fernando. Pero sobre todo me ha sorprendido. Y en esta sociedad inmovilista y aburrida que habitamos el que algo te haga levantar las cejas ya es merecedora de toda mi admiración y gratitud.
Un saludo afectuoso, tus amigos de opinaRed.