UNA TESIS DE UN INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA DEMUESTRA QUE UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO PERCEPTIVO PUEDE MEJORAR LA CAPACIDAD DE REACCIÓN DE LOS TENISTAS Y, POR TANTO, AYUDARLES A ANTICIPARSE AL CONTRARIO.
Años de entrenamiento, esfuerzo y superación personal suelen configurar la ecuación que da como resultado a los campeones más rotundos de cada disciplina. El jovencísimo Rafa Nadal parece haberla resuelto hace años y su tenis preciso y espectacular le ha llevado a conquistar el número uno del mundo. habrá quien piense que lo suyo, además de fruto del trabajo, lo es también de una genética privilegiada y quizá por ello, la mayoría de los aficionados a este deporte se siente tan alejado del héroe mallorquín como del mismísimo Roger Federer. Un estudiante de la Uex ha demostrado, sin embargo, que un buen juego en la cancha puede ser también fruto del trabajo de laboratorio a través de un entrenamiento percpetivo que mejora la capacidad de reacción del tenista y le permite adelantarse a su contrario.
Vicente Luis del Campo, autor de la tesis doctoral, lo ha dejado patente con un trabajo de campo en el que ha contado con la colaboración de 40 tenistas noveles (entre ellos el que les está escribiendo esto), que divididos en cuatro grupos , se han sometido a su entrenamiento de una duración aproximada de 15 minutos cada una. La experiencia, desarrollada en el laboratorio de Aprendizaje y Control Motor de la facultad de Ciencias del Deporte de la Uex, le ha valido a Vicente una calificación de sobresaliente "Cum Laude".
Para seleccionar la muestra, 40 participantes, se establecieron varios requisitos, los principales: todos tenían que ser alumnos de la facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres, y debían ser tenistas noveles con escasa o nula formación o experiencia en la materia para demostrar su sensibilidad ante el programa de entrenamiento diseñado. Vicente matiza el por qué de estos perfiles: "Haberlo hecho con jugadores expertos hubiese sido mucho más difícil porque la experiencia previa hubiera influido en los resultados finales".
Partiendo de esta premisa, se creó la situación de investigación. Se posicionó a los sujetos participantes en un punto próximo a la red, en el que el tenista, para poder llegar a la pelota que le devuelva el contrario, tenía que intentar anticiparse, poque de lo contrario perdía la bola. "Desde ese supuesto y gracias a los sistemas tecnológicos que tenemos en el laboratorio, en este caso el del registro del comportamiento visual en tiempo real y unas plataformas, mediante las que se puede analizar la respuesta reacción, conformamos un programa de entrenamiento, a diferentes grupos con diferentes metodologías de entrenamiento de la anticipación". Resume el investigador de la Uex.
Una medición del comportamiento visual de la respuesta de reacción antes y después de cada sesión (unas ocho sesiones con una duración aproximada de 15 minutos) comprobaba en todo momento que el entrenamiento estaba siendo realmente efectivo. "De lo que se trataba, en definitiva, era de constatar si estábamos consiguiendo mejorar la capacidad de reacción y por lo tanto de anticiparse al contrario", argumenta Del Campo.
El experimento se desarrolló en un espacio temporal de una mes. Divididos en dos subgrupos de 20, se evaluó a los sujetos durante 15 días. Al término del proyecto los resultados demostraron que las premisas de las que se partían eran las acertadas. "Al término del programa de entrenamiento, el comportamiento visual (en lo que se fijan los tenistas a la hora de reaccionar) varía. También su capacidad de responder y por lo tanto de anticiparse", resume Vicente Luis del Campo. El entrenamiento en laboratorio funciona, por lo tanto, se puede utilizar para mejorar el rendimiento de los tenistas en este caso. El descubrimiento en cuestión podría abrir la veda a una forma distinta de desarrollar habilidades deportivas. Todos podríamos ser Nadal, o al menos, intentarlo de una forma mucho más científica.