sábado, 4 de septiembre de 2010

El señor de las moscas




¿Son necesarias las reglas en una sociedad?¿Necesitamos normas que regulen nuestra vida cotidiana? Muchas veces nos pueden parecer absurdas e incomprensibles, pero ¿deben existir?

A estas trascendentales preguntas intenta contestar
Sir William Golding en su clásico El señor de las moscas, donde una pandilla de muchachos ingleses de entre seis y quince años caen en una isla desierta y deben comenzar una convivencia no exenta de problemas, roces, peleas y, finalmente, muertes. Todo para lograr sobrevivir hasta que los rescaten.

Símbolos tan simples como una caracola, o tareas tan elementales como mantener encendida una hoguera, pueden facilitar la convivencia de este grupo de muchachos. Su desatención puede llevar al completo caos.

Este es un libro lleno de simbolismos, donde se retrata de manera perfecta el funcionamiento de las sociedades humanas. Ya desde muy niños el ser humano necesita unas pautas a las que aferrarse, pautas que le dan seguridad y lo libran de los miedos y temores, sobre todo a lo deconocido y que en el libro se representa por la fiera. Nada sabemos de ella, ni siquiera si es peligrosa, pero el miedo reverencial está ahí. Hay que temerla y no plantearse nada más.


También aparecen los líderes, seres especialmente capacitados para mover a las masas. Saben aprovecharse de los temores ajenos en su propio beneficio. Pueden ser crueles y sanguinarios para conseguir sus propósitos. También sienten miedo y temor, pero saben gestionarlo de una manera distinta al resto de los mortales.


Hay otros personajes racionales y lógicos. Meditan las decisiones que deben tomar. No suelen estar bien dotados físicamente, son torpes y desgarbados y a menudo se convierten en el azmerreir de sus compañeros. Aunque sus decisiones puedan ser las más acertadas, no se les suele tomar en cuenta.

Podría seguir con una lista mucho más amplia de los personajes que aparecen en el libro y que se reflejan mimeticamente en nuestra sociedad, pero creo que merece la pena leerlo y sacar cada uno sus propias conclusiones.

De este libro se han rodado varias versiones cinematográficas, las fotgrafías que acompañan esta entrada corresponden a la versión de 1990 dirigida por Harry Hook.