jueves, 30 de abril de 2009

La Hermandad de la Buena Suerte

Me gustan las carreras pedestres, las carreras de bicis, las de coches (sólo desde que está Fernando Alonso, antes no había visto ni una), las carreras de motos, en especial las de moto GP (siempre ha habido pilotos españoles que nos mantenían atentos a la pantalla, somos muy de los de casa los españoles) y, en general, me gustan todas las carreras en las que se compite, sin embargo nunca me han interesado las carreras de caballos. Me ha parecido siempre un deporte elitista de gente pija adinerada y sin mucho de interés en sus cabezas o de mafiosos estorsionistas que buscan sacar dinero fácil con las apuestas.

Tal vez sea una visión muy limitada, pero aparte de lo que haya podido leer sobre el tema, mi única experiencia real en un hipódromo se remonta a principios de los 90 en una visita organizada (y obligatoria) en un programa de estudios en Brighton. Como todo lo que se ve por primera vez, me resultó curioso y entretenido, recuerdo los gorritos horteras de las inglesas, los chiringuitos estrafalarios de las apuestas con sombrillas para cubrirse de un sol que a los de aquí casi nos daba risa y caballos y jockeys, los verdaderos protagonistas y esforzados competidores. Pero a partir de ahí, no volví a ver una carrera ni por la tele.


Pues si después de esta introducción decimos que el último Premio Planeta de Fernando Savater, "La Hermandad de la Buena Suerte" tiene a la hípica y todo lo que la rodea, es decir, el turf, como hilo conductor, pues no parece que sea el argumento que más llame la atención de los lectores.


Ahora bien, Premio Planeta 2008 y, sobre todo, Fernando Savater, pueden hacer interesante cualquier propuesta literaria por descabellada que parezca. Si, además, nos adentramos en la novela, veremos que hay mafiosos de alto calado, matones a sueldo de medio y corto pelo, intereses y rencillas por ganar una carrera de caballos, gentes de lo más variopintas con personalidades y peculiaridades de los más dispares,... y todas ellas unidas por la buena o la mala suerte. Convendrán conmigo que esto ya no lo parece, sino que esto ya sí es interesante.


Por lo que a este comentario respecta no revelaré nada más. Ya saben, para más información lean el libro, no se arrepentirán y tal vez le pique el gusanillo cuando tengan la oportunidad de asistir y disfrutar de una verdadera carrera de caballos.

Que la suerte esquiva nos sonría a todos al menos de vez en cuando.