viernes, 29 de abril de 2011

Ana María Matute, Premio Cervantes 2010


Basten estas palabras pronunciadas por Ana María Matute en el final de su discurso de aceptación del Premio Cervantes 2010, para honrar a una de las grandes de nuestras letras desde opinaRed:


La palabra hermano, la palabra miedo, la palabra amor, son palabras muy simples, pero llevan el mundo dentro de sí. No siempre es fácil, ni sencillo, descubrirlo. Hay que intentar alcanzar el oculto resplandor de esas palabras, de todas las palabras, o de una sola que todavía nadie oyó nunca pronunciar. Toda mi vida ha sido una constante búsqueda de esa palabra capaz de iluminar con su luz el país de las maravillas que tanto nuestro mundo como, sobre todo, nuestro lenguaje albergan, y que no siempre nosotros sabemos indagar. Porque las palabras —lo diré, para terminar, con los versos que cierran el poema de Alicia—:

Invaden un País de Maravillas:
...
Es como ir por un caudal corriendo,
Ligero y tan fugaz como un destello...

Porque,

La vida, dime: ¿es algo más que un sueño?

Muchas gracias.

Muchas gracias a ti, Ana María, por todos los buenos momentos pasados con tus libros y los que aún nos quedan por pasar...


lunes, 25 de abril de 2011

Cuentos de la Alhambra

La princesa permanecerá cautiva del astrólogo, y el astrólogo, preso, en su mágico sueño, de la princesa


¡Ya era hora! Este es el título que seguramente merecía esta entrada. Y ya era hora porque el libro de Washington Irving, Cuentos de la Alhambra me lo regalaron en agosto de 1990, y lo leo 21 años después. Se dice pronto, pero ha llovido mucho. Y esos 21 años ha permanecido en una estantería, ha sobrevivido a algún traslado y el destino, por fin, lo ha puesto en mis manos. Los caminos del señor (el que sea) son inescrutables.


La edición es de la editorial Everest y no está muy cuidada. Tiene algunas fotos modernas y grabados antiguos de las zonas más significativas de la Alhambra y también tiene alguna que otra falta de ortografía. Además tiene la letra pequeña y abigarrada. Esta es la única razón que se me ocurre para no haberlo leído antes.

Pero bajo esta apariencia poco primorosa he descubierto un libro delicioso. Narra la estancia del autor en los palacios de la Alhambra. Lo que ve, la gente que conoce, lo que siente al pasear por sus jardines, lo que trasmiten sus muros milenarios. Todo ello aderezado por las curiosas y encantadoras leyendas que se mantienen aún hoy vivas en la memoria de las gentes de Granada.


Además este clásico de las letras universales tiene otra cualidad, y es la de hacernos inexcusable una visita a Granada y a la Alhambra, que seguro veremos con otros ojos más atentos, más interesados y también más fisgones. ¡Nos vemos en Granada!

Así terminó uno de los más placenteros sueños de una vida que el lector acaso piense estuvo demasiado hecha

de sueños.