jueves, 23 de febrero de 2017

El sermón sobre la caída de Roma

Ignoramos, en verdad, qué son los mundos y de qué depende la existencia de los mismos. En algún lugar del universo tal vez esté escrita la misteriosa ley que preside su génesis, su crecimiento y su fin. Pero sabemos esto: para que surja un nuevo mundo primero debe morir un mundo antiguo.

Libro extraño este que nos ofrece el autor francés Jerome Ferrari en el que de una manera magistral combina el sermón que San Agustín dedicó en el año 410 a los afligidos cristianos cuando la imperial ciudad de Roma era conquistada por los bárbaros visigodos venidos de las frías tierras del este y la tragicómica historia familiar de tres generaciones de luchadores incomprendidos. La novela fue galardonada con el premio Goncourt en su edición de 2012, lo que lo lanzó a la fama universal como escritor. La pregunta que ahora me hago es, ¿es la concesión del premio Goncourt sinónimo de calidad y buena literatura?¿O es fruto como tantos otros premios de los intereses culturales, económicos y políticos de unos cuantos capos de las letras? Vamos a intentar descifrarlo en las próximas líneas...

La historia se centra en Mathieu (miembro de la 3ª generación de la saga familiar antes mencionada) y su amigo y compañero de estudios en París, Líbero. Ambos jóvenes, desencanatdos de sus estudios de filosofía y su vida en París, deciden hacerse cargo de un bar en un pueblo de Córcega. Para ello abandonan sus estudios de doctorado, el primero sobre Leibniz y el segundo sobre San Agustín. Es precisamente la profundización en el conocimiento de estos autores y lo absurdo de sus enseñanzas lo que les lleva al drástico cambio de vida. Comienzan así a regentar el bar de pueblo sin pretensiones, creando un universo amable y discreto entre las cuatro paredes del local. La vida idílica que se imaginan al comenzar su aventura va poco a poco torciéndose y complicándose. 


El autor
La elección no siempre acertada de las personas que trabajarán con ellos, las implicaciones emocionales imprevisibles con las camareras, un guitarrista chulesco y bien dotado, gentes del pueblo tímidas y apocadas,... todo esto va entretejiendo una red de falsas amistades y respetos mal entendidos que acaba por estallarle en la cara a todos los protagonistas de la manera más trágica posible.


Vivimos en el mejor de los mundos posibles

Unos saldrán mejor parados que otros, pero la elección de una vida inadecuada los acompañará para siempre.  Al igual que San Agustín en su lecho de muerte donde su fe se tambalea, pensando que tal vez la eternidad no es más que una ilusión.

El sermón sobre la caída de Roma es una excelente novela, con personajes creíbles y complejos y una prosa notable, que a veces se excede en esa voluntad de estilo tan característica de las letras francesas. (El Cultural) 

Coincido, pues, con esta expresión mencionada en El Cultural. Y aunque la novela también la tildaría de extraña, engancha sobre todo a partir del último tercio donde todo se centra en los protagonistas y el desenlace de su situación cada vez más insostenible.