Llegué a Fregenal de la Sierra a visitar a mis padres y celebrar el cumpleaños de mi sobrina Jimena, y allí estaba "Historia de una maestra" de Josefina Aldecoa, un libro que mi cuñada había regalado a mi madre en Navidad. Y me llamó, no pude resistirme a cogerlo y comenzar a leer. Y empecé su lectura un 28 de febrero, y la finalicé un 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora), y es aquí cuando hago referencia a eso de "en momentos precisos". Sin estar premeditado en absoluto y por mera casualidad me encuentro inmerso en un libro donde la mujer, la sensibilidad femenina, la enseñanza, la memoria y la lectura vertebran su huella creativa.
"-Digo yo, señora maestra, que si todos supiéramos más de libros y menos de tabernas, nos engañarían menos y seríamos más felices..."
Escribo parte del prólogo que hace la también escritora Lara Moreno, por considerarlo muy acertado y porque describe a la perfección mis sentimientos al leer esta novela histórica:
"(...) es la historia y de una mujer y la de mil mujeres; puede ser la historia de todas las mujeres. Cuando Josefina Aldecoa acabó de escribir este libro, en 1989, ¿tenía conciencia de que estaba escribiendo un libro feminista, brillantes y limpiamente feminista?
La protagonista de este libro, Gabriela, una mujer privilegiada, con estudios, maestra, sí, con un padre que le apoya en sus sueños y decisiones y con la posibilidad de una carrera y de una vida elegida, algo insólito para la época en la que transcurre la historia, muestra una conciencia tan clara, ajuste con tanta honestidad los límites, las concesiones y (lo más importante) las contradicciones, que el resultado es un tesoro absolutamente feminista, ni siquiera un manifiesto, por supuesto no una pelea, no (así hace Aldecoa las cosas): sólo el agua que enseña lo que hay, lo injusto, lo justo, el camino posible, la renuncia, la posibilidad.
¿Qué hay más feminista que escribir una libro sobre una maestra? No importa si es una maestra de la República, porque la Gabriela del libro era maestra antes de la República, fue maestra incluso en la Guinea Ecuatorial, colonia de esa patria que no se molesta en dibujar, ese privilegio al que hace mención para la constancia, pero que no le interesa esbozar. A Gabriela le pilló la República siendo maestra. Maestra de escuela. Esa profesión abanderada hoy por hoy sobre todo por mujeres, esa profesión silenciada en la literatura, desplazada en tantos lugares de nuestra actual esfera política y social. Josefina Aldecoa escribió un libro sobre una maestra, en el puro significado de ese sueño: llegar donde no hay nada y cuidar, transmitir, educar, desde el respeto, desde la empatía, para la libertad".
En 1923 Gabriela recoge su título de maestra. Es el comienzo de un sueño que le llevará a trabajar en varias escuelas rurales en España y en Guinea Ecuatorial. Este libro es la narración de su vida, hecha desde la memoria, durante los años veinta y has el comienzo de la Guerra Civil. Con el trasfondo de la República, la Revolución de Octubre y la guerra, evoca aquellos tiempos de pobreza, ignorancia y opresión, y muestra el importante papel de la enseñanza y de aquellos que lucharon por educar un país.
"Historia de una maestra" cuenta la historia de un sueño. El sueño de una mujer que vive para construir un mundo mejor. Una mujer que en 1934, en un recóndito pueblo minero del norte de España, con el rumo de fondo de un país a punto de acabarse, pero situada en una realidad rota desde siempre, despojada de bienestar y privilegios, brinda por el futuro.
A continuación dejo un relato íntegro del libro que me ha parecido precioso:
"Nunca he vuelto a sentir con mayor intensidad el valor de lo que estaba haciendo. Era consciente de que podía llenar mi vida sólo con mi escuela. Cerraba la puerta tras de mí al entrar en ella cada día. Y las miradas de los niños, las sonrisas, la atención contenida, la avidez que mostraban por los nuevos descubrimientos que juntos íbamos a hacer, me trastornaban, me embriagaban. Leíamos, contábamos, jugábamos, pintábamos, nos asomábamos a mundos lejanos en el tiempo y el espacio; nos sumergíamos en mundos diminutos y cercanos que encerraban milagros naturales. Tras el descubrimiento de América, corría veloz el descubrimiento de la circulación de la sangre. Tras la solución de un problema aritméticos, la reflexión sobre un poema. Y luego, por qué brillaban las estrellas, por qué el hombre ha conseguido volar. Por qué, por qué,...
Yo me decía: no puede existir dedicación más hermosa que ésta. Compartir con los niños lo que yo sabía, despertar en ellos el deseo de averiguar por su cuenta las causas de los fenómenos, las razones de los hechos históricos. Ése era el milagro de una profesión que estaba empezando a vivir y que me mantenía contenta a pesar de la nieva y la cocina oscura, a pesar de lo poco que aparentemente me daban y lo mucho que yo tenía que dar. O quizás por eso mismo. Una exaltación juvenil me trastornaba y un aura de heroína me rodeaba anti mis ojos. Tenía que pasar mucho tiempo hasta que yo me diera cuenta de que lo que me daban los niños valía más que todo lo que ellos recibían de mí".
Tras leer esta magnifica obra de Josefina Aldecoa afianzo aún más el concepto que ya rondaba mi cabeza, y es que, no hay profesión más vocacional que la de ser MAESTRO. Lectura muy recomendada, no solo para la comunidad educativa, aunque principalmente para esta. Sin olvidar los momentos históricos de principios del Siglo XX que te hace conocer en profundidad y casi vivirlos en primera persona, gracias a la pluma de Josefina. Se convierte en uno de mis libros de cabecera.