"Quizá la escritura convierta en normal cualquier suceso, incluso el más dramático"
Con La vergüenza (Tusquets 2020), Annie Ernaux afianza su proyecto narrativo, armado por la autobiografía y la reflexión sobre la escritura como (in)válido instrumento para plasmar la experiencia de un texto escrito. Esta última publicación, traducida delicadamente por Mercedes y Berta Corral, se abre con una cita de Paul Auster: "El lenguaje no es la verdad. Es nuestra forma de existir en el universo". Esta cita nos da una idea de cómo concibe la autora su propuesta.
En este libro Ernaux nos muestra la fragilidad de la intimidad, a partir de un hecho de violencia intrafamiliar, que marca la vida de una chica de doce años. Las primeras páginas nos comparten el acto de violencia, de manera retrospectiva, cuando la voz narrativa ya la ha aceptado como material, y nos lleva a la mujer adulta reflexionando en torno a esta confesión frente a la sociedad, frente a otros hombres. Una confesión como esta -una confesión que busca "empatía"- se tuerce en su intencionalidad. La sobrepasa: "...les he dicho a varios hombres: "Cuando yo estaba a punto de cumplir doce años, mi padre intentó matara a mi madre" (...) todos se quedaron en silencio después de oírlo".
La peculiar e ineludible relación que uno tiene como miembro de un trasfondo histórico es otro de los focos de denuncia que Ernaux disecciona. Ese desfase entre lo que nos ocurre en nuestras vidas privadas y el registro histórico-social, es apuntado: "Aunque conocía la mayor parte de los acontecimientos de los que se hablaba, la guerra de Indochina, la de Corea, los motines de Orléansville, el plan Pinay, no sabía que hubieran ocurrido precisamente en 1952". Lo más íntimo no puedo sino ser traspasado por el implacable torrente histórico, que tiñe nuestro acontecer arbitrariamente, dejando huellas difíciles de rastrear, de improbable rescate: "Pero la mujer que soy en 1995 es incapaz de penetrar en aquella niña de 1952 que lo único que conocía era su pequeña ciudad, su familia y su colegio, y que solo tenía a su disposición un léxico muy reducido. Y, ante ella, la inmensidad del tiempo por vivir. No existe una auténtica memoria de uno mismo".
Con un estilo reflexivo e indagatorio respecto al misterio de la escritura, Ernaux se posiciona en la tradición literaria. Recordando a Proust, dialoga con las nociones de memoria e historia. Proust, dice de ella, sostiene que: "nuestra memoria se encuentra fuera de nosotros, en una ráfaga de lluvia o en el dolor de la primera fogata del otoño...". E, interviene: "la memoria no me aporta ninguna prueba de mi permanencia o de mi identidad. Al contrario, me hace sentir y me confirma mi fragmentación e historicidad".
En La vergüenza, la voz autorial camina paralela a su propio descubrimiento narrativo. Se sorprende, se emociona y conversa con su propio exorcismo, reconociendo, con un tono que es más honestidad que resignación: "por mucha vergüenza que pueda producirme el escribir un libro, nunca estará a la altura de la que experimenté cuando tenía doce años".
"Lo peor de la vergüenza es que uno cree que es el único en sentirla"
Annie Ernaux (Lillebonne, 1 de septiembre 1940) es una escritora francesa, catedrática y profesora de letras modernas, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2022 "por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas de la memoria personal". Su obra literaria es mayormente autobiográfica, y ella misma la considera como un cruce entre la literatura, la sociología y la historia".