Si la persona a quien hablas no parece escucharte, sé paciente. Puede ser que sencillamente tenga un poco de cera en los oídos. Winnie the Pooh.
Libro muy esperado entre el gran público y los miles de seguidores del escritor sueco Jonas Jonasson, después del enorme éxito que cosechó el autor con su anterior novela "El abuelo que saltó por la ventana y se largó". Sin embargo creo que en esta ocasión las expectativas superan con creces el resultado de un libro mediocre. Sigue en la línea de situaciones disparatadas e imaginativas de la obra anterior con un, a veces, admirable toque de humor. Pero ahora da una doble vuelta de tuerca y todo se hace mucho más increíble y repetitivo hasta la saciedad, explotando una historia que a mitad del libro ya está acabada. Posiblemente el factor sorpresa de ese estilo desenfadado, disparatado e irónico no ha funcionado ya en esta segunda novela, que a mi en muchos momentos se me ha hecho pesada.
La historia gira alrededor de una chica sudafricana de los bajos fondos, dedicada a la limpieza de letrinas, el peor trabajo al que una persona puede aspirar. Hija de madre soltera y alcohólica parece abocada a no sobrepasar con vida su infancia. Pero a cambio está dotada de una enorme capacidad para las operaciones matemáticas y la comprensión de conceptos que se escapan a la mayoría de los mortales. Esa capacidad la lleva a abandonar su ciudad natal y por azares bastante rebuscados de la vida acaba de sirvienta de un ingeniero incompentente encargado de desarrollar el programa nuclear sudafricano.
Después de muchos años interfiriendo positivamente en el programa nuclear acaba escapándose y aterrizando en Suecia, donde conoce a dos hermanos gemelos con una historia completamente descabellada y con una bomba nuclear a su cargo. Y con el servicio secreto israelí pisándole los talones. Y a partir de aquí pues más enredos, más situaciones kafkianas y es donde el libro se me ha empezado a hacer pesado. Todo gira en como deshacerse de la bomba atómica y sin parar de sumarse nuevos protagonistas de lo más variopintos.
Creo que es un libro que puede estar bien como lectura de verano, pero que no pasa de mero entretenimiento sin mucho fundamento y con demasiadas páginas.
Jamás he conocido a un fanático con sentido del humor.
Amos Oz