Ya de por si me resultaba fascinante la ciudad de Estambul. Ese misterio oriental mezclado con la cultura otomana, las mezquitas con sus estilizadas torres dibujándose en el horizonte, ese mar omnipresente en cualquier postal de la ciudad, sus gentes a la vez atrayentes pero desconfiadas. Para el viajero occidental debe ser como entrar en un mundo de cuentos, aunque no siempre feliz ni agradable.
Una vez leído el libro de Orhan Pamuk (Premio Nobel de Literatura en 2006), los deseos de visitar Estambul se multiplican por mil. Dibuja la ciudad que él ha vivido, ha sentido y ha recorrido desde su niñez. Describe paso a paso una ciudad que siente, que ama, que vive y sobre todo que conoce a la perfección. Para el lector occidental resulta en muchas ocasiones cercana la descripción de costumbres de la familia Pamuk, pues el autor vive la época de occidentalización de Turquía en general y Estambul en particular. Más extrañas pueden parecer las descripciones de casas, calles, medios de transportes, es como si la ciudad luchara por dejar atrás un pasado de cultura otomana para adentrarse en el progreso y, sobre todo, la moda que representaba el mundo occidental.
Este último sentimiento estambulí queda reflejado magníficamente por las obras de cuatro autores: Yahya Kemal, poeta orondo, Resat Ekrem KoÇu, historiador y autor de la Enciclopedia de Estambul, obra ingente por la cantidad de información que contiene y que está inacabada, el novelista Tampinar y por último Abdülhak Sinasi Hisar, escritor de memorias bajito y obsesionado con la limpieza. Para Pamuk son los referentes básicos para compreneder y seguir la historia de Estambul en los últimos dos siglos.
Por otra parte el autor pretende dibujar con palabras desde un principio el Estambul que el conoce y en el que ha vivido. Para enmarcar estas palabras y darles un soporte visual que permita trasladarse al lector, el libro contiene cuadros de Melling, pintor que, como nadie, supo captar la esencia del Bósforo, omnipresente en la ciudad. Además numerosas fotografías de la historia familiar de Pamuk salpican el libro aquí y allá, lo que para mí lo convierte en una auténtica joya literaria.
Incluyo para acompañar esta opinión sobre el libro una serie de fotografías que hice en el pabellón de Turquía en la Expo de Zaragoza y en las que aparecen las famosas fuentes y baños turcos de los que en algún pasaje nos habla el autor en su libro.
Finalmente me gustaría recomendar un blog en el que se recoge de manera prolija los sitios más característicos de Estambul, muy útil para planificar una visita: Estambul: Qué visitar en Estambul