¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? Inquietante la pregunta que Miguel Delibes padre formula a Miguel Delibes hijo, y que da pie a comenzar un diálogo entre ellos para intentar dilucidar cómo se encuentra realmente el estado actual de nuestro planeta, qué hay de verdad en el calentamiento global, qué es la desertización, cómo nos afecta el adelgazamiento de la capa de ozono,…
Miguel Delibes de Castro, como biólogo y experto en la materia, va dibujando a su padre, preocupado por todo lo relativo al medioambiente, un panorama realista y exento de dramatismo. Hay lo que hay, o mejor aún, lo que nos hemos buscado y, peor, lo que nos seguimos buscando día a día. Consumimos, derrochamos, contaminamos y todo parece darnos igual.
Ya han pasado las Navidades,pero mientras las administraciones públicas nos animan a no derrochar agua, no derrochar energía, cambiar nuestras bombillas por las de bajo consumo, etc, nuestros pueblos y ciudades se han poblado de luces de colores para animarnos a consumir más, a comprar más. Los grandes almacenes cuelgan enormes papas noeles de colores, y más luces; enormes árboles de Navidad, y más luces; grandes estrellas de
Y todos nuestros regalos se envuelven en papeles multicolores, que provienen seguramente de la tala incontrolada de árboles de no sé que país subdesarrollado, pero nos da igual. Mi conciencia está tranquila, yo reciclo (sin importarnos las tres r (reducir, reutilizar y, como última opción, reciclar). Y ahora época de rebajas y más de lo mismo.
Reflexionemos por un momento, ¿estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos de vida?¿estamos dispuestos a prescindir de ciertas comodidades? Sinceramente, dando un paseo por cualquier centro comercial podemos asegurar que la respuesta es NO. Yo estoy convencido de que el planeta va a cambiar drásticamente. Otra cuestión es como nos afecte, pero nuestros hábitos cambiarán por las buenas o por las malas.
Una cosa más, lean este libro, pero si lo consiguen prestado, mejor, y si no, que al menos esté impreso en papel reciclado.
Las dos primeras imágenes corresponden al verano de 2004 en el Pirineo Aragonés. La tercera es la central térmica de Andorra, cuya chimenea se puede divisar desde muchos kilómetros a la redonda.
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