No conocía nada de la obra del autor,
Juan José Millás, ni tan siquiera había tenido noticias de la crítica respecto a este libro, así que si soy sincero, decidí leerlo solamente atraído por su título, "Laura y Julio", dos nombres que curiosamente tienen el mismo número de letras,cinco. Pero una vez leído comprendes que falta también el nombre de Manuel, o...¿quizás no?.
Un matrimonio, Laura y Julio, casados desde hace cuatro años y un vecino, Manuel, que se instala no sólo en el piso de enfrente sino en la vida de dicho matrimonio. Una serie de sucesos llevarán a Julio a darse cuenta de que todo lo vivido hasta el momento era tan sólo algo irreal, una gran mentira, de la cual, él, había construído su propia vida.
En un momento determinado el autor, utilizando el personaje de Julio, consigue crear un paralelismo entre el descubrimiento de la realidad y el piso de enfrente. Quizás nunca no lo hayamos planteado, yo hasta este momento no lo hice jamás, pero el piso que está enfrente es el espejo del nuestro. El salón que está en nuestra derecha, lo encontramos a la izquierda, lo mismo sucede con la cocina, las habitaciones, el cuarto de baño...con todo. Julio, consigue adentrarse en ese espejo, en esa otra realidad que curiosamente le mostrará su propio mundo. Así pues el personaje descubre una vida nueva, tras decidir, recién separado de Laura, ocupar en secreto el piso vacío del vecino, del cuál usurpa también su ropa, sus costumbres, incluso su mirada sobre el mundo, sobre su ex mujer y sobre sí mismo. Sufrirá en este proceso una metamorfósis que le descubre una vida nueva que tendrá que modelar para convertir su impostura en realidad. Se deduce todo ello de diferentes afirmaciones que hace a lo largo de la obra:
"Sólo nos enteramos de lo que sabemos".
"La realidad es un bien escaso".
"No hay espectáculo más atractivo que el absurdo, por eso la gente vive instalada en él".
"Sólo hay que ser leal a las ideas, pero para eso hay que tenerlas".
La mezcla de extrañez y lucidez con que Julio afronta su reciente situación, en la que entabla, entre otras novedades, una curiosa relación con una niña de seis años, relación en la que cobra una inmensa importancia la sombra como tal, la sombra de cualquier objeto, los cuentos siempre basados en sombras, servirán a Julio para crear unos inmensos lazos afectivos con Julia, dicha niña, y conseguirán de algún modo subsanar sus deseos incontrolados de paternidad; constituye la médula de esta historia intensa y sugerente. Redonda hasta el menor detalle, para mí personalmente, es una de esas lecturas que se disfrutan sonriendo, que da pena terminar y entusiasman recomendar.
Para finalizar hay una cosa que me ha llamado mucho la atención en el libro, en una conversación entre Julio y Manuel hablan sobre la diferencia entre "ganarse la vida" y "vida regalada". Y yo me pregunto: ¿Hay una diferencia sustancial entre ganarse la vida y que te la regalen?. Piensen sobre ello, yo ya lo he hecho.
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