Hay ocasiones en que aparece un libro que se convierte, en silencio y sin grandes aspavientos, en uno de los más leídos en muchos países. Todo un éxito editorial sin ninguna explicación aparente.
Sin embargo cuando uno lee El niño con el pijama de rayas del autor irlandés John Boyne se da cuenta del porqué de su enorme difusión. En principio el autor escribió el libro para un público juvenil, pero pronto tuvo eco entre el público adulto, tanto en su pais como fuera de él.
Se nos pueden ocurrir muchas claves para explicar el fenómeno de este libro, a mi se me ocurre una que creo la más acertada:
Describir uno de los hechos históricos más oscuros y tristes de la Humanidad a través de los ojos inocentes de un niño situado por el destino, y por la profesión de su padre, en un lugar determinado y en un momento concreto. El ver, oír y pensar como un niño es un ejercicio que deberíamos practicar a menudo, y este libro nos presta la oportunidad de hacerlo y disfrutar con ello. Todo es distinto si lo vemos a través del prisma inigualable de la inocencia, las cosas más insignificantes cobran un sentido especial. Y aquello que nos parece trascendente se convierte en nimio cuando lo ve un niño. A través de las páginas de este libro sólo podemos reflexionar y apreneder, aprender mucho.
Poco más se puede decir del libro y su argumento sin desvelar otro de los encantos que tiene este título, y es el ir descubriendo donde estamos y con quien estamos. El Propio autor recomienda que es mejor no saber nada sobre él antes de empezar a leerlo. Creo que yo he sido discreto e intentado mantener ese consejo.
No digo más, todo lo que se puede decir ya está escrito en sus páginas.
Sin embargo cuando uno lee El niño con el pijama de rayas del autor irlandés John Boyne se da cuenta del porqué de su enorme difusión. En principio el autor escribió el libro para un público juvenil, pero pronto tuvo eco entre el público adulto, tanto en su pais como fuera de él.
Se nos pueden ocurrir muchas claves para explicar el fenómeno de este libro, a mi se me ocurre una que creo la más acertada:
Describir uno de los hechos históricos más oscuros y tristes de la Humanidad a través de los ojos inocentes de un niño situado por el destino, y por la profesión de su padre, en un lugar determinado y en un momento concreto. El ver, oír y pensar como un niño es un ejercicio que deberíamos practicar a menudo, y este libro nos presta la oportunidad de hacerlo y disfrutar con ello. Todo es distinto si lo vemos a través del prisma inigualable de la inocencia, las cosas más insignificantes cobran un sentido especial. Y aquello que nos parece trascendente se convierte en nimio cuando lo ve un niño. A través de las páginas de este libro sólo podemos reflexionar y apreneder, aprender mucho.
Poco más se puede decir del libro y su argumento sin desvelar otro de los encantos que tiene este título, y es el ir descubriendo donde estamos y con quien estamos. El Propio autor recomienda que es mejor no saber nada sobre él antes de empezar a leerlo. Creo que yo he sido discreto e intentado mantener ese consejo.
No digo más, todo lo que se puede decir ya está escrito en sus páginas.
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