La luz es la mano izquierda de la oscuridad
y la oscuridad es la mano derecha de la luz.
Las dos son una, vida y muerte,
juntas como amantes en kémmer, como manos unidas,
como el término y el camino.
Un planeta sumido en nieves y temperaturas bajo cero todo el año. La oscuridad invade tanto los espacios como las almas de sus pobladores. De nombre inconfundible y obvio, Invierno. Sus habitantes viven aislados y retrasados respecto a la comunidad general, el Ekumen, formada por el resto de la Humanidad. Un miembro de esta comunidad visita el planeta para intentar su integración. Allí se encuentra con seres bisexuales, en el sentido de que son a la vez hombre y mujer, según el ciclo kémmer que se repite cada 26 días. En este planeta vivirá diversas aventuras que le llevan casi a perder la vida, pero siempre permanecerá fijo su objetivo de conseguir la integración en el Ekumen.
Evidentemente se trata de un libro de ciencia ficción a la antigua usanza (fue publicado en 1969). Ha recibido los premios Hugo y Nébula (en los años 1969 y 1970, respectivamente), lo que avala su calidad como novela fantástica. Su autora es la escritora estadounidense Úrsula k. Le Guin, autora prolífica que ha tocado infinidad de géneros literarios, incluídos los relatos infantiles, aunque su fama y prestigio le viene por la ciencia ficción. Es famosa la saga de novelas comprendidas bajo el título de Terramar. Con La mano izquierda de la oscuridad se dio a conocer al gran público y pasó a dedicarse por completo a la literatura y abandonó sus clases de francés.
El libro es raro y complicado de entender, pues utiliza muchos nombres y palabras para designar días, horas, utensilios,... Hasta la mitad del libro se hace duro y el lector se encuentra perdido hasta que poco a poco va ubicando personajes y situaciones. El viaje que realizan los protagonistas a través de montañas heladas marcan el punto donde el libro se hace claro y todo cobra sentido. La autora recurre a la narración compartida, así cada capítulo va siendo narrado por una persona distinta, intercalando narraciones tradicionales del planeta. Esto enriquece la historia con diversos puntos de vista, pero la complica para el que está leyendo y no acaba de ubicarse.
De la mitad en adelante la historia se hace más fluída. Los hechos se suceden con continuidad y la lectura se simplifica, pues ya estamos centrados en todo lo que ocurre en este planeta y quienes son los protagonistas de la historia. Mi consejo personal es vencer esas primeras páginas que invitan al desaliento y seguir leyendo, pues el libro merece la pena y se acaba con un muy buen sabor de boca.
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