Otra estrella fugaz...
"ESTA HERMOSA Y CONMOVEDORA NOVELA ES UNA ELEGÍA A LAS LÁGRIMAS DE LA HUMANIDAD..."
(J. ERNESTO AYALA-DIP, Babelia)
Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a creer en eso que algunos llaman "destino", otros "casualidad" y yo habitualmente "cruce de caminos" sin más. Voy a tratar de explicar este "cruce de caminos" que experimento con este libro en particular. El libro es el regalo que pone fin a un verano de esos que no se olvidan con facilidad, como yo digo un verano "de vuelta al pasado feliz", un verano en una de las ciudades que han marcado mi vida, una de esas ciudades especiales en mi nostalgia, Cáceres, dónde siempre que vuelvo la vida me sigue pareciendo diferente allí. Y me lo regaló alguien especial como Antonio Frutos, una de esas personas que sabes que estará toda la vida ahí, de esas que cada día son más difíciles de encontrar y que vale la pena esforzarse para que nunca se vayan, al menos, no del todo. Uno de esos "hermanos" que lo único que no compartes con él son genes. Podríamos decir que este es el primer camino que aparece...
...Luego empiezo a leer y para mi más absoluta sorpresa aparece esto: "Sobre la postal nocturna que los tejados del casco viejo de Coimbra forman junto con el río Mondego (éste con sus orillas iluminadas por las farolas y los neones de los hoteles y los cafés que miran a él), la luna permanece quieta como si estuviera pegada al cielo y a la ciudad. Pero yo sé que eso no es verdad. Sé que esta luna redonda que ahora hechiza los tejados de Coimbra y su río la he visto en miles de sitios, quizá porque, cuando era más joven, miraba al cielo todas las noches y no, como haría después, sólo cuando la soledad o el miedo me atormentaban más de la cuenta. (...)Así que la luna de Coimbra me transporta a otras lunas y otras noches como si de cada una de ellas se desprendiera otra, igual que esas muñecas de juguete que esconden varias en su interior. En cada una de ellas pervive una persona, o una ciudad, o una época, pero también la melancolía de su pérdida; esa melancolía que ahora se mezcla en mi corazón con la de esta vieja ciudad universitaria a la que he venido a parar huyendo del frío del norte y buscando la cercanía de España (...)" y es que Coimbra es otra de esas ciudades que siempre me traerá ese sentimiento de melancolía cuando la recuerdo, esa sensación de felicidad de los nueve meses de mi vida más especiales, era una época universitaria que valoraré mucho más pasado los años, que en aquel momento concreto del 2004... Otro camino, otra ciudad especial, otro sentimiento de melancolía, al que me transporta estas "Lágrimas de San Lorenzo". Sin duda, si hay un libro para cada momento de la vida, éste llegó en el momento preciso.
...Luego empiezo a leer y para mi más absoluta sorpresa aparece esto: "Sobre la postal nocturna que los tejados del casco viejo de Coimbra forman junto con el río Mondego (éste con sus orillas iluminadas por las farolas y los neones de los hoteles y los cafés que miran a él), la luna permanece quieta como si estuviera pegada al cielo y a la ciudad. Pero yo sé que eso no es verdad. Sé que esta luna redonda que ahora hechiza los tejados de Coimbra y su río la he visto en miles de sitios, quizá porque, cuando era más joven, miraba al cielo todas las noches y no, como haría después, sólo cuando la soledad o el miedo me atormentaban más de la cuenta. (...)Así que la luna de Coimbra me transporta a otras lunas y otras noches como si de cada una de ellas se desprendiera otra, igual que esas muñecas de juguete que esconden varias en su interior. En cada una de ellas pervive una persona, o una ciudad, o una época, pero también la melancolía de su pérdida; esa melancolía que ahora se mezcla en mi corazón con la de esta vieja ciudad universitaria a la que he venido a parar huyendo del frío del norte y buscando la cercanía de España (...)" y es que Coimbra es otra de esas ciudades que siempre me traerá ese sentimiento de melancolía cuando la recuerdo, esa sensación de felicidad de los nueve meses de mi vida más especiales, era una época universitaria que valoraré mucho más pasado los años, que en aquel momento concreto del 2004... Otro camino, otra ciudad especial, otro sentimiento de melancolía, al que me transporta estas "Lágrimas de San Lorenzo". Sin duda, si hay un libro para cada momento de la vida, éste llegó en el momento preciso.
Y después de explicar y situar un poco "mis caminos", me encuentro con una historia sobre el paso del tiempo y la memoria. Una historia sobre los paraísos e infiernos perdidos -padres e hijos, amantes y amigos, encuentros y despedidas- (¿podría haber encontrado un libro más adecuado para ese momento de mi vida?) que recorren toda una vida entre la fugacidad del tiempo y los anclajes de la memoria. Julio Llamazares vuelve a usar un lenguaje preciso y poderoso para dibujar una atmósfera poética a través de la cual la voz de narrador evoca y cuenta los pormenores de una existencia vivida con reflexión y emoción a un tiempo. Esta obra de la narrativa española nos narra la historia de como un profesor de universidad que ha rodado por Europa como una bola del desierto sin echar raíces en ningún lugar concreto regresa a la isla de Ibiza, dónde pasó sus mejores años de joven, para asistir junto con su hijo a la lluvia de estrellas de la mágica noche de San Lorenzo. La contemplación del cielo, el olor del campo y del mar y el recuerdo de los amigos perdidos desatan en él la melancolía, pero también la imaginación.
"Nos pasamos la mitad de la vida perdiendo el tiempo y la otra mitad tratando de recuperarlo"
SOBRE EL AUTOR -->
JULIO LLAMAZARES, nació en Vegamián (León) en 1955. Su obra abarca prácticamente todos los registros literarios, desde la poesía -La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)- a la literatura de viaje- El río del olvido (1990, Afaguara, 2006), Trás-os-Montes (1999), y Las rosas de piedra (2008), primer volumen de un recorrido sin precedentes por España a través de sus catedrales-, pasando por la novela- Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988), Escenas de cine mudo (1994) y el Cielo de Madrid (2005)-, la crónica - El entierro de Genarín (1981)-, el relato corto- En mitad de ninguna parte (1995)- y el guión cinematográfico. Sus artículos periodísticos, que reflejan en todos sus términos las obsesiones propias de un narrador extraordinario, han sido recogidos en los libros En Babia (1991), Nadie escucha (1995) y Entre perro y lobo (2008). Su último libro es el volumen de relatos titulado Tanta pasión para nada (2011).
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