sábado, 17 de octubre de 2020

Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek

Caminar siempre hacia adelante, eso es lo que significa anábasis (página 265)

Hablamos en esta ocasión de un libro cumbre de la literatura checa, comparable incluso a nuestro Quijote. Protagonizado por un ser diferente, ingenuo, bonachón que se lanza a la aventura de la guerra sin saber muy bien a donde va, pero con la certeza de intentar hacer el bien y ayudar a los demás. Aunque no siempre le salga como planea. Y además resulta que la obra está inacabada debido a la muerte prematura de su autor a causa de una tuberculosis, que dictó los últimos capítulos sin fuerzas ya para escribir. El libro que pretendía ocupar seis volúmenes, quedó finalmente en cuatro. Fue publicado entre 1921 y 1922.

-¿Qué come entonces la bestia?- Vete a saber. Hay perros que están malcriados y viciados como un arzobispo. (Página 218)

Nos narra las aventuras y desventuras del señor Svejk, un vendedor de perros profesional metido a soldado durante la Primera Guerra Mundial más por casualidad que por vocación. Primero es recluido en un manicomio por su completa idiotez, pero al ser dado de alta y ante la incipiente guerra que se cierne sobre Europa es reclutado como soldado. Una vez en el ejército es amado y odiado por sus mandos a partes iguales, pero desde luego querido por sus compañeros de armas. Su forma peculiar de cumplir las órdenes le dan un carisma entre lo genial y lo idiota. Vive situaciones desternillantes, donde la ironía y el absurdo son una constante en cada nueva aventura. Muchas de las situaciones descritas en el libro son verídicas, bien por ser vividas por el autor o bien porque oyó hablar de ellas a compañeros.


El libro es una crítica también al imperio Astro-Húngaro, un macroestado que, según pensaba el autor, oprimía al individuo. Incluso el nombre de algunos mandos militares que aparecen en la novela son reales. El autor los usa para denunciar los abusos que cometieron contra él.

La humanidad se ha multiplicado de una manera espantosa, somos como piojos. (Página 302)


Entre lo absurdo y lo satírico y sin tener muy claro el lector si el buen soldado Svejk es idiota o un auténtico genio, pasa el primer año de guerra en el que se va acercando al frente sin llegar a entrar en batalla. Una auténtica delicia de libro donde no se puede expresar con mayor maestría lo absurdo que resultan los conflictos bélicos y lo fácil que sería resolverlos con este buen soldado Svejk.

Y para completar un magnífico libro, se encuentra acompañado por las ilustraciones de la edición original de Josef Lada. Algunas de ellas son reproducidas en esta entrada.

Cada vez que el agua corría con estrépito en el váter, el cadete Biegler cerraba los ojos y se imaginaba el gran alboroto de la batalla. 
(Página 798)

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