¿Por qué leer este libro? Es la pregunta inicial que podemos hacernos al tenerlo entre manos. En mi caso la contestación fue sencilla: me gusta Bertrand Russell, su forma de pensar, de expresarse, sus ideas. Y además de todo eso, uno puede saber que no es cristiano, pero va bien saber como lo justifican (siempre que esto sea necesario, que no es mi caso) autores y pensadores de la talla de Russell. Como complemento a esta lectura, leeré ¿Por qué soy cristiano? de José Antonio Marina, al que también admiro como escritor y como pensador. Puede ser el complemento ideal para sacar nuestras propias conclusiones.
En cuanto al libro que nos ocupa recoge una serie de artículos publicados por Bertrand Russell entre 1899 y 1954 en los que ofrece su visión de múltiples aspectos relacionados con la religión. Desmonta los argumentos cristianos desde distintas ópticas. Ello le sirve para ir justificando los motivos por los que no es creyente. Y no sólo eso, sino porque es agnóstico.
En cuanto al libro que nos ocupa recoge una serie de artículos publicados por Bertrand Russell entre 1899 y 1954 en los que ofrece su visión de múltiples aspectos relacionados con la religión. Desmonta los argumentos cristianos desde distintas ópticas. Ello le sirve para ir justificando los motivos por los que no es creyente. Y no sólo eso, sino porque es agnóstico.
Me ha gustado el diálogo que mantiene con el arzobispo de Canterbury en donde cada uno ofrece su visión del mundo, uno desde la óptica cristiana y otra desde la óptica atea. Cabe subrayar el respeto que impera durante sus palabras, donde ninguno intenta convencer al otro ni imponer posturas, simplemente justificarlas o desmontarlas pero con argumentos y sin violencia verbal.
Muy interesante resulta también la última parte en la que se expone paso a paso el proceso que se siguió contra Bertrand Russell para impedir su docencia en la Universidad de Nueva York. Se le consideraba un libertino, agnóstico, que promulgaba el amor libre, por lo que la puritana sociedad neoyorkina temía que inculcara ideas tan contrarias en la mente de sus jóvenes retoños universitarios. Sus defensores, que fueron muchos también sobre todo dentro de la universidad, se fueron desinflando poco a poco ante el incremento de las presiones de los sectores más conservadores.
Por cierto, que acaban de autorizarse en el estado de Nueva York los matrimonios homosexuales. En pleno siglo XXI, lo que dice muchas cosas (y no buenas) de la sociedad estadounidense.
Por cierto, que acaban de autorizarse en el estado de Nueva York los matrimonios homosexuales. En pleno siglo XXI, lo que dice muchas cosas (y no buenas) de la sociedad estadounidense.
Bertrand Russell acaba con estas palabras que son de lo mas esclarecedoras sobre su pensamiento:
Es mi opinión que la religión se basa principalmente en el miedo. Parte de ella es el terror a lo desconocido, y parte, como ya he dicho, el deseo de sentir la presencia de una especie de hermano mayor que nos acompañe en todo momento y nos ayude en nuestros problemas y disputas [...] Lo que un buen mundo necesita es conocimiento, compasión, y coraje. Lo que no necesita es la prolongación de los odios de nuestro pasado, ni las riendas al libre desarrollo de la inteligencia que crean las palabras pronunciadas hace siglos por un grupo de hombres ignorantes.
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